A las 19:30, tras la interesante visita a Matobos, llegué a la estación. El tren partía a las 20 h. En mi compartimento estaba Charity, una joven madre de 27 años, con sus dos niños. Tenía dos billetes y había elegido, como es lógico las dos camas de abajo. Me tocaba arriba de nuevo, pero la cama-asiento parecía un poco mejor que la del tren de Vicfalls. Luego llegó Mrs Chicano con su pequeña niña, Ropa y el revisor intercedió para que Charity le cediera la cama de abajo y Panache, su niño mayor, durmiera arriba. No hubo ninguna pega. Como todo el mundo aquí, son estupendas y nos llevamos muy bien. De repente un aviso en la estación diciendo que el tren retrasa su salida hasta después de media noche. Terrible espera!!!, ya no aprovechaba el día en Harare y encima metida en ese cubículo tanto tiempo…
Archivos Mensuales: septiembre 2012
El particular Parque Nacional de Matobos
Decidí que cogería el tren nocturno a Harare tras volver de la visita a Matobos. Así que nada más llegaron a recogernos para ir al Parque Natural de Matobos y tras pedir permiso a los compañeros de viaje, le comenté al conductor-guía si me podía acercar a la estación de tren a por el billete a Harare, pues en la guest-house me informaron de que no lo podía dejar para la tarde pues me quedaría sin sitio. Como esto no es Europa no hubo problema y aunque al llegar había una cola considerable, el guía habló con un señor, que creo que trabajaba allí, y por un extra-dólar me plantó la primera de la fila y compré el billete 😉
Inmersión en Bulawayo
Un día en Vicfalls, por la mañana, salí a tender mi toalla al jardín de Shoestring y habían dos tiendas de campaña. En una de ellas estaban Miriam y Beto, dos gallegos majísimos que me dieron muchísima información sobre Zimbabue. Como no tenía pensado viajar por aquí no tengo guía y voy moviéndome con la información que consigo de otros viajeros. Me vino superbien encontrármelos. Ellos me hicieron cambiar de planes e incluir en mi recorrido el este del país. Así que en lugar de ir a Harare me iba primero a Bulawayo. Y como ellos me recomendaron cogería el tren, que aunque más largo es toda una experiencia.
Acertadísima extensión a Zimbabue
Para llegar a Vicfalls me uno a un equipo de australianos que viajan en familia con un guía. Jensey es el patriarca y el hombre es más que amable conmigo. Entre curioso e integrador me pregunta sobre mi viaje, y sobre España. Me preguntan más cuando observa en la frontera mi pasaporte cubierto de sellos, ya que con dificultades encuentro espacio para la visa de Zimbabwe al coste de 30 $. Él también me cuenta, y me presenta a toda la familia. Resulta un viaje agradable, aunque a medida que avanzamos me doy cuenta de que lo podía haber hecho por mi cuenta y me hubiera ahorrado una buena parte de los 30 $ que he pagado por el transporte. En fin, a la próxima ya lo sé.