Pues finalmente me decidí por seguir en Zimbabue, algo me unía a esta país. Me despedí del chico del cibercafé que me toqueteó el ordenador hasta poder conectarme (ya veremos si me va en otro sitio ;-))…, y de la mujer que me seguía sonriendo.
Pasadas las 17 hora me acercaba a la acera de las combis y nada más asomar a la calle donde estacionaban ya me estaban preguntando donde iba para orientarme sobre la combi. Me subí (o me subieron ;-)) a una, y como éramos dos gatos me salí a deambular. A estas horas cuesta más llenar una combi, pero si dicen que sale, sale!. Me convencieron para cambiarme de combi. Vino un chico diciendo que había otra que iba a salir antes (como a esas horas no hay mucho negocio la competencia es dura) y me dejé convencer. Cogí mis cosas y me subí a una donde una chica estaba sentada en el asiento delantero y enseguida me hizo sitio y me dio conversación. Sigue leyendo