Nuestra despedida de Etosha ha sido de alto nivel. Tras recoger el campamento nos disponíamos a salir del parque y en uno de los cruces hemos coincidido con un coche que nos indica que había un león en la poza de Klei Namutoni.
Hemos ido disparados y allí estaba, el león sentado con su presa delante. Alrededor hienas, chacales y buitres, esperando que el león diera por terminada su comida. (Las hienas no sé si sabéis tienen unas mandíbulas más que potentes y comen básicamente huesos. Las pobres son otros de los animales que engrosan la lista de los Ugly Five). Pero él no se movía. Con lentos movimientos giraba la cabeza y barría el panorama que se le presentaba, observando tranquilo al resto de depredadores que iban a seguir dando cuenta de su pieza. Después se gira hacia donde estábamos los coches y nos mira fijamente. Espectacular visión!!. No sé si es por lo salvaje, por el no fácil encuentro, por la emoción o por qué, que su belleza es tan grande, pero cuando te encuentras con sus ojos piensas que no hay nada tan bestialmente hermoso.