Swakopmunt

Empezamos el día escalando la Duna 7. La subida fue dura, a ratos a cuatro patas dada su verticalidad. Una vez arriba se olvida el esfuerzo ante la magnífica vista. Estamos en lo más alto. Podemos otear toda la llanura.

La bajada es lo más increíble. Como se clavan las piernas en la arena hasta la rodilla puedes bajar tan vertical como quieras porque no hay peligro. Una sensación de caída libre controlada que es una gozada. Hay que experimentarlo!

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