Un día y una noche cordobeses

Tomo bus de las 21 horas a Córdoba. Tengo como compañero de viaje a Clemen (Clemente Mendoza). Él es de Tilcara, del norte de Argentina, de donde vengo yo. Tiene rasgos indígenas. Está jubilado, tenía un taller de electromecánica, se dedicaba sobre todo a bobinado, pero ahora hace algunos trabajos en su casa, no quiere dejar la actividad porque es sano ocuparse, me dice. Está de viaje por Argentina visitando a sus hermanos. Eran 11 hermanos, ahora 10 pues falleció una hermana. Está haciendo tourné por el país para verlos. Los tiene en Tilcara, Salta, Mendoza, San Luís… repartidos por todas partes. Él vive en el sur, en Neuquén, cerca de Bariloche, y como tiene tiempo y algo de plata pues aprovecha para ver a la familia. Es buena persona y además lo parece.

Tiene 74 años, pero está estupendo, se pega palizas de autobús de 20 horas, dice que no duerme durante el recorrido nocturno, que le gusta seguir la ruta que hace el bus, ver por los pueblos por los que pasa… Al igual que yo ha pedido un asiento con buenas vistas, es de los que disfruta con las pequeñas cosas. Es creyente, muy creyente, es católico y me dice que el trabaja no para él, si no que tiene en cuenta a los demás. Muchos necesitan que les arregle cosas y no todos pueden pagar el precio del trabajo, él tiene en cuenta las posibilidades de cada uno. Lo dice con una humildad increíble.

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