Únicos: Coptaca y Hornocal!!

Coptaca

Al llegar a Humahuaca me compré unas empanadas para comer rápido, llegué al hostel y me encuentro una nota de la pareja porteña diciendo que se tenían que ir a Iruya porque se iban al día siguiente a Bolivia y si no se perdían la visita a Iruya. Qué rabia! Con la ilusión que tenía de ir al Hornocal! Me fastidió un poco, pero hice marcha. Me fui al sitio donde ellos habían preguntado lo de la excursión y me dijeron que había dos chicos más interesados y que salíamos en 15 minutos y dividíamos los 200 pesos entre 3. Genial! No puede ser más cuadrado. Cuando vuelvo me dicen que los chicos se habían ido a otro sitio y que dejaban la excursión para mañana. Uffff!! Pero qué informalidad!!  Ya decía yo que había sido demasiado fácil. A veces hay que sufrir un poquito para conseguir lo que quieres ;-). Empezamos de cero, por ahora no me rendía. Me habían dicho que desde la otra parte del puente salían furgonetas que llevaban a gente a otros puntos, uno de ellos el Hornocal. Así que llegué allí y no identifico ninguna. Empecé a preguntar a cada coche parado y me decían que para allá no iba. Otro señor me dice que si me llevaría pero iba para otro lado con otra gente. De todas formas me habla de 230 pesos, que no pienso pagar. Doy con Cecilia y sus niñas, ella quiere ir a Coptaca, yo no había oído hablar pero le han dicho que es muy bonito, lleno de cactus. Ellas van a comer y quedamos en vernos en 2 horas si no hemos encontrado otra cosa.

Yo sigo preguntando y coincido con Trini y Claudia, otras dos argentinas, porteñas, que iban a Copcapa también. Negocian un buen precio, decido apuntarme en el momento final y voy con ellas, ya que no veo fácil ir a Hornocal y por lo menos veo algo chulo. El caso es que me montó en la pick-up en la parte de atrás, sobre un neumático que el chofer me forra de cartones. Este sistema de transporte me traslada a mi Asia querida ;-)) .

La carretera es tremenda, pero el viaje merece la pena!. Decidme vos si no ;-))

Me comentan Trini y Claudia que habían hablado con el conductor y que al contarles lo del Hornocal les habían entrado ganas de ir y habían negociado ir a continuación. Qué alegria!  Yo encantada! Ellas también son unas corredoras, así que nos pusimos en marcha….

Hornocal

El camino al Hornocal fue muy muy duro. La carretera por supuesto sin asfaltar y en unas condiciones pésimas. Varias veces tuvo que parar la pick-up para ventilarse porque sufría lo que no estaba escrito. Pero la ruta era única, subimos muy alto, no sé cuánto, no había ni carteles por allí. De repente era todo tan árido… pero con un atractivo tan especial.

Y de pronto pasan cerca de nosotros unas vicuñas, habituales de estas latitudes andinas. Son preciosos estos animales, tienen un porte elegante hasta cuando corren. A diferencia de las llamas las vicuñas son silvestres. Las llamas sin embargo son animales domésticos. Ambas pertenecen a la familia Camelidae, al igual que la alpaca y el guanaco. La alpaca es la vicuña domesticada y el guanaco es el animal de mayor tamaño de la Patagonia, casi el doble de peso de la vicuña. Como veis, vamos aprendiendo un poquito de la fauna patagónica 😉

La ruta fue larga, a veces un sol de justicia y de repente un aire gélido. Yo en mi posición de contacto absoluto con la naturaleza me abrigaba y desabrigaba cada dos por tres. Pero llega el final de la carretera, para el auto y de repente nos topamos con el Hornocal. Una serie de montañas, cada una distinta, y con una diversidad de colores incontable. Una formación con una especie de cuñas de diferentes colores, me cuesta localizar palabras para explicarlo porque también es único. Luego otra montaña con diferentes colores, impresionante aunque ésta casi todo tiempo tenía una nube encima que no nos permitía ver la intensidad de sus tonos. Dicen que en el Hornocal casi nunca se puede ver todo despejado y por tanto la visión de los colores con el reflejo del sol es siempre parcial, pero solo con el 50% ya es suficiente regalo porque es maravilloso. A mi me impactó muchísimo, tenía expectativas, me había hecho a la idea de perdérmelo y de repente vengo y me encuentro algo tan grandioso, que supera lo imaginable. Tenía la sensación de que este día había sido demasiado bueno….pensaba: Dios Mío puedo en tan poco tiempo asimilar tanta belleza?

Además estábamos solos junto a otra pick-up, solos con el Hornocal!! Alucinante!!. Trini y Claudia estaban también hipnotizadas por tanta hermosura frente a nosotros. Nos mirábamos y girábamos la cabeza diciendo: no es posible! es demasiado mágico!!

Si no me llego a encontrar a Gabriel en el hostel, me lo pierdo seguro, porque en la guía ni está. Así que os perdono chicos por no haberme acompañado 😉 y os deseo lo mejor por Bolivia. En fin, lo que tiene que salir sale, persiguiéndolo un poco, claro!

Esa noche en el hostel me cambié de habitación, a la de más camas y así me salía 35 pesos la noche sin desayuno, el precio más económico hasta ahora y posiblemente para el futuro, pues bajando al sur cada vez es más turístico y más caro. Coincidí en la habitación con un grupo de porteños, viajaban 7 amigos juntos, toda una hazaña, aunque iban en plan tranquilos, con guitarras, sus carpas… Enseguida me invitaron a unirme.

Mañana madrugamos para irnos a Iruya, viajer@s, un lugar de moda en estas alturas. Todo el mundo lo recomienda aunque es un poco recóndito y a veces los buses no logran llegar porque está perdido en las montañas y hay que cruzar algunos riachuelos que con las lluvias van bien crecidos. A ver qué nos depara, aunque el día de hoy ha sido excesivo y creo que irrepetible. Difícil de superar querid@s!!

Uquía y la Quebrada de las Señoritas

Hoy vengo de ver lugares increíbles, de verdad que creo que es demasiado para un solo día y un solo post ;-). A ver cómo os lo explico…

Madrugué para comprar mi boleto de Iruya para ir mañana a ver este más que recomendado lugar. Enseguida cogí el bus de las 8 para Uquía, mejor dicho «tomé» el bus (intento adaptar el lenguaje para evitar malentendidos pero me sale sin querer ;-)), ya que a las 12:30 tenía que estar en el hostal para ir con la pareja argentina a ver Hornocal, que según el chico era impresionante, lo mejor de por aquí.

Así que compré el boleto y me subí al colectivo «El Vallecito» que era el busito más humilde que he visto por esta zona, encantador. Solo locales en el bus y el chofer (aquí la pronuncian siempre como aguda) muy simpático, enseguida me dijo que me avisaba.

Llegué a Uquia y visité la pequeña iglesia, el pueblo es mínimo y estaba muy tranquilo, era temprano todavía, creo que solo hay una posada, no hay más hostels.

Me puse a caminar y pregunté a un lugareño por el camino a la quebrada de las señoritas, me lo tuvo que explicar varias veces porque yo no le entendía esa forma de hablar, fue paciente y creo que al final lo entendí. Seguí caminando y al final del pueblito me encontré el cementerio, con la valla rota. Una gracia, mirad las fotos, superdecorado, muy alegre!

Después ya dejé el pueblo y me encontré a dos perritos que fueron mis únicos acompañantes en todo el recorrido. Suerte que había un único cartel al salir del pueblo que me confirmaba que estaba en el camino acertado. Las montañas eran rojas, el contraste con el cielo azul y el verde de la vegetación era precioso, porque aunque era un terreno muy árido, habían algunos tipos de plantas verdes, y sobre todo espectaculares cactus, altos, bien altos, algunos con hijos, alguno incluso con flores, todos imponentes, y vigilando la quebrada.

Seguí caminando como un kilómetro hasta bajar a una especie de llanura, por supuesto los perritos conmigo. Ellos iban jugando entre ellos y de vez en cuando venían a mi lado.

Era espectacular el paisaje, sola en este lugar…Increíble!! Avancé hacia uno de los extremos de la explanada y me encontré otros tonos de color en la montaña. Espectacular!

Me tomé mi tiempo para admirar todo lo que me rodeaba, tan distinto, tan natural, tan sencillo y tan impresionante…

Me hubiera quedado más tiempo, pero tenía que coger el bus sobre las 12 horas de vuelta a Humahuaca, así que tuve que despedirme de la Quebrada de las Señoritas. Uno de los perritos, el negro, me siguió por todo el pueblo, se ve que buscaba dueño, ya sabéis los que conocéis esta faceta mía lo poco cariñosa que soy con los animales, pero yo les hablaba durante el camino, se ve que les caí bien ;-). Entré en una tienda y él entró también. El dueño me dijo: ah! Que ha venido con su perrita!, jajaja, ya le aclaré enseguida, y yo ni me había dado cuenta de que era perrita. Pero es que luego voy a por el colectivo y viene tras de mi. La gente de la parada daba por hecho que era mía. Total que la perrita se esperó hasta que llegó el bus a mi lado y cuándo paró el micro (=bus aquí) hizo ademán de subir. Le dije que se tenía que quedar, me despedí y ella se quedó allí…Y yo seguí mi camino en un día intenso….