Bueno, viajer@s, voy a intentar aproximaros a esa barbaridad que es la Nochevieja en Río.

Nada más despedirme de las chicas argentinas me comí una hamburguesa y me puse a pasear hacia la playa de Copacabana. Serían las 18 horas y no veáis ya el ambiente en la calle. Aquí la gente se viste de blanco para recibir el nuevo año (se  considera que el color trae suerte y prosperidad para el año entrante) y las calles cercanas a las playas ya estaban llenándose de gente, había un trajín importante, y mucha gente con sus cervezas en la calle.

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Arco Verde y el imponente Cristo Redentor de Corcovado.

Aparecimos en Río sobre las 9 de la mañana, había cola en la estación de autobuses debido a que era una hora en que muchos autobuses de todas partes del país entraban en la Rodoviaria de Novo Río.

Tan campante me fui a buscar la Tourist Information, y allí estaba Brenda, una brasileña majísima que habla algo de español y tiene unas ganas de ayudar increíbles. Me da información de Río y le pregunto si puedo llamar a algún hostel para reservar. Me dice que llamamos desde su teléfono y entonces empieza lo bueno. Llamando a hostels muchos responden que están completos, y algunos de los que tenían plazas, éstas son a precios astronómicos. Una cama en dormitorio compartido por 200 0 300 reales (unos 80-170 €) Me quedé muerta! Ella llama a varios, super amable y paciente, y lo mejor que conseguimos es 120 reales en Arco Verde. Me dio el folleto, pues este no estaba en la guía (luego entendí por qué) y me puse en marcha.

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Este es el pequeño pueblo de Morretes, el fin del trayecto del tren. Nada más bajar, me fui a comprar el billete de vuelta pero esta vez en bus, que con 13 R lo tenía solucionado. Tenía un par de horas para ver el lugar y comer. Sin problema! Apenas hay dos calles, que me encantó pasear. Para comer me empeñé en buscar un lugar donde comen los locales y huir así de los restaurantes cargados de turistas junto a la orilla del río. Y lo encontré. Me tomé un barreado, que es la comida típica de aquí (una especie de carne en salsa muy básica que anteriormente era comida de pobres y ahora se ha transformado en una seña de identidad), con los condimentos y un plato de fruta que iba en el pack. Podéis ver la buena pinta en las fotos, así como el lugar donde comí, superbien atendida. Era la extranjera y me explicaban con paciencia como mezclar los ingredientes, pues había una especie de harina que no sabía para qué era. Otro cliente se preocupaba de que tuviera vinajeras para aliñar la ensalada. Ósea que estaba de lujo en ese sitio. Me acordé mucho de Asia. Me sentía como tantas veces allí: Como en casa.

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A las 8:15 estaba en la Rodoviaria de Curitiba para coger el tren a Morretes. Según lo que indica la guía y otra gente que ha hecho el recorrido es uno de los recorridos más impresionantes de todo Brasil. Así que no nos lo cuenten viajer@s….

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Decidí que dedicaría un día a Sao Paulo. Tenía que hacer noche pues el vuelo llegaba tarde, y tenía curiosidad por conocerla. Aunque no tiene fama de ser uno de los destinos más turísticos de Brasil, intuí que algo tendría. Además tenía mucha curiosidad por el barrio asiático. Desde que vi aquel programa donde hablaban de la colonia de japoneses en Sao Paulo y decían que ya vivían allí varias generaciones y que incluso muchos ya no hablaban japonés, me quedé intrigada!!. Ahora todavía me atraía más tras mi visita a Japón y mis vivencias niponas. Quería ver esa mezcla brasilio-japanesse, Cómo podían mezclarse dos culturas tan distintas!! Absolutamente increíble!

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