Por la región de Misiones…

Viajer@s, os voy a hablar de mi paso por la región de Misiones. De entrada ya siento dejar tan pronto San Ignacio Miní. Ahora de camino a Salta en un superbus de lujo os lo cuento 😉

Tras la visita a las cataratas lado argentino llegue a la estación de bus de San Ignacio. El viaje fue estupendo. Iba en la primera fila de un autobús de 2 pisos, una panorámica increíble, largas rectas en la carretera, vegetación verde a veces más selvática, a veces más escueta, pero con ese suelo rojizo y el cielo azul intenso era siempre bellísima!

Además con araucarias en algunos lados de la carretera! Fabulosas! Adoro este árbol, que ya me encontré en Brasil! Es una conífera propia de esta zona, y está en peligro de extinción. Al parecer su madera es muy buena y eso ha provocado un exceso de tala, que ahora se está controlando. Tienen una presencia increíble.

Y luego, con buena compañía! Compartiendo la primera fila una familia argentina: la madre y la hija con el marido de ésta. Eran de Posadas pero la hija y el marido son misioneros en Suecia. Qué gente más maja! A la madre le encantó que fuera española. Estuvo con su marido 6 meses en Europa hace años (él ya falleció) y recuerda todo con gran cariño. Estuvimos hablando un buen rato, nos reímos bastante, les gustaba saber de mi experiencia viajando sola y yo les contaba anécdotas. Venían de Iguazú. La madre, que ya había estado otras veces, decía que casi de forma inexplicable, cada vez que volvía le impactaban más las cataratas. Y yo la puedo entender. Creo que es tan grande que ni siquiera nuestra mente, nuestros recuerdos, son capaces de contener esa magnitud de maravilla. Por muy magnificado que sea el recuerdo, siempre es pequeño frente a la monstruosa presencia de la naturaleza en esos saltos.

Luego el yerno bajó a por refrescos en una parada y directamente me trajo una botellita de agua. Yo súper agradecida, pues nos daba el sol de pleno en nuestro solarium de la primera línea y hacía calor, pero no cambiaba el sitio por nada.

Poco después ya me despedí pues me apeaba y ellos seguían a Posadas, ellos me desearon lo mejor para mi paso por estas tierras.

Al llegar a San Ignacio, la estación está en la carretera y el pueblo al otro lado. Nada más entrar al pueblo encuentro la oficina de información. Me dieron datos sobre hostels y las reducciones cercanas a San Ignacio y decidí ir al hostel “El jesuita”. No era el más barato pero me llamó ;-). Después de caminar un rato con un calor nada despreciable lo alcancé. Y acerté. Tuve que esperar a que llegara Herminia, la chica que lo gestiona. Ha alquilado la casa a los dueños y ella lleva el negocio. Por fuera la casa parece un poco viejita, pero nada más traspasar la puerta me encantó el lugar. Es antiguo pero muy acogedor y limpio. Herminia es una chica entregada a su trabajo, una profesional excelente, muy cercana, y ya una amiga en Misiones ;-). Me muestra el dormitorio, tiene varias camas pero hoy estoy sola, porque hay varias parejas en el hostel, pero unas en tiendas de campaña y otras en las habitaciones dobles. Así que esta es la primera vez que duermo sola desde mi salida de Valencia ;-).

Decido ir a ver el espectáculo nocturno de las ruinas y aunque me gusta y te sitúan en la época, me esperaba otra cosa, es un poco infantil para mi gusto y en absoluto sustituye a la visita de día.

Al día siguiente por la mañana decido ver primero las reducciones del Loreto y Santa Ana y ya por la tarde San Ignacio. Me quedaré una noche más en San Ignacio y cogeré el bus directo a Salta el día siguiente a las 15 horas.

Para ir a Loreto cojo el colectivo en la avenida principal de San Ignacio y me deja a las puertas de las reducciones. Allí me espera Elisabeth, la guía que me hace la visita a mi sola hasta que se incorpora una simpática familia argentina. Elisabeth es estupenda, es muy joven y sabe muchísimo, se nota que le encanta su trabajo. Fue un gusto escucharla, ya se lo dije. Y sobre las reducciones os diré que con su ayuda te trasladas en el tiempo, porque las piedras no es que ayuden precisamente, apenas hay restos, están todavía trabajando en los yacimientos. Lo más sobrecogedor es la selva, la variedad de árboles, lo verde, lo fresco del lugar con el gran calor que hace fuera. La absoluta paz que se respira. Un lugar privilegiado.

Luego me fui a Santa Ana. Cojo el colectivo donde me había dejado y ahora me tiene que dejar en la carretera, donde tengo que esperar al siguiente que vaya en dirección Santa Ana. Finalmente me deja el colectivo a aproximadamente 1,3 kilómetros de las ruinas. Distancia que me tengo que recorrer a pie y a casi 40 º C con un sol de justicia. No pasa ni un solo coche, si pasa uno lo paro y le pregunto en qué dirección va, pero para cuando pasa uno yo ya estoy tocando la entrada.

La reducción de Santa Ana me gustó mucho. Estas reducciones están algo mejor conservadas que las de Loreto. Sobre todo la plaza me pareció espectacular.

La vuelta hasta la parada del colectivo se me hacía dolorosa, pero luego no lo fue tanto. Nos subimos a un autobús de dos pisos ya que por la carretera pasan todos los que van a Iguazú que también paran en San Ignacio.

Cuando por la tarde llego al hostel derrotada por el cansancio y el calor, me encuentro con el dormitorio súper animado. Estaban Víctor (Uruguay) y Nicolás (Alemania) hablando de sus rutas y yo me uno. Más tarde llegó Rosemary, de Rio de Janeiro y también Jeff de Francia. En fin de la tranquilidad a la buena compañía. Después de charlar un rato me tumbo un poco con intención de descansar pero llegar a visitar San Ignacio en la entrada de las 18 horas.

Decisión más que acertada. Nicolás también hizo la visita y tuvimos un guía cañerísimo!, Julio, guaraní y un apasionado de la historia y defensor acérrimo de la cultura indígena. Un hombre visceral, trasparente y divertido. Nos contó un montón de cosas, nos quedábamos todo el grupo escuchándole en silencio.

Y luego las ruinas, casi en la puesta de sol, sin calor, poca gente y con una luz maravillosa, las ruinas estaban perfectas. Estas ya reconstruidas y recreando lo que fueron en su momento de esplendor.

Un tema apasionante el de las reducciones jesuíticas, también conflictivo, por lo novedoso del planteamiento, por los cambios que introdujo para la cultura guaraní, por la época convulsa en que se produjo, por su término, etc.

No sé si muchos recordáis la historia. Mi primer contacto con esta realidad fue “La Misión” que me impactó mucho. Y ahora yo estoy aquí! Os resumo rápidamente:

En 1549 llegaron los jesuítas a América, estableciéndose primero en Brasil y propiciando una evangelización sin armas. No querían imponer una doctrina a la fuerza, sino lograr la aceptación de los guaraníes a través de un dialogo, y el respeto de sus derechos. Iban a trabajar para defenderlos de los abusos a los que se veían expuestos en la nueva sociedad principalmente de los bandeirantes portugueses y los colonizadores españoles que acechaban cazando esclavos.

Durante 150 años, un grupo de sólo 50 a 60 sacerdotes gobernaron a más de 140.000 guaraníes. La planificación del los pueblos se centraba alrededor una gran plaza. Junto a esta , la Iglesia era la construcción mas importante y también había una escuela donde se impartía la formación religiosa y humana. Había una «casa de resguardo» (Cotiguazú) para los huérfanos y viudas, talleres para tallar piedra y madera, fabricar instrumentos de todo tipo, incluso musicales, escuelas de pintura, huertas, ganadería y un cementerio.

La organización se basó en comunidades libres. Cada indio tenia su vida privada familiar y propiedades personales. También habían bienes comunes. 

En 1768 los jesuitas fueron expulsados por orden de Carlos III rey de España. Poco después la vida en las reducciones fue desapareciendo, fueron abandonadas, saqueadas y olvidadas.

Por la noche nos fuimos Nicolás y yo a cenar al Hotel San Ignacio, que estaba súper animado y junto al que había una pista de paddle viejita viejita.

No os he dicho que Nicolás viaja por un año por Sudamérica. Ya sabe que le envidió 😉 Habla español bastante bien y cuando acabe el viaje, hablará sin problemas español y portugués, pues también lo va a aprender ;-). También está escribiendo en un blog, bueno él está un poco perezoso para escribir, no lo tiene muy avanzado, aunque dice que se va aponer en serio. Yo le animo.

Nos llevamos muy bien, y quizás coincidamos en Buenos Aires.

Buenas noches viajer@s…