El imperdible Great Zimbabwe Monument

Por la mañana no me puse el despertador, por un día me perdonaba madrugar. Desayuné en la cocina donde también había una empleada que me ofreció compartir su te con leche. Yo, muy agradecida, le hice una tostada con mantequilla.

Antes de irme me organicé una auto-fotografía en la desamparada estancia (observad detrás de mi la jaula-televisión) y tome una instantánea de la prometedora vista de los infames dormitorios ;-).

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A Masvingo por el camino de los baobabs….

A quien madruga…

Ya hay algo de luz a esas hora, las 5:45 horas, y ando tranquila hasta la carretera. Llego con tiempo y enseguida una combi me para y subo. Vamos a salir de la zona montañosa y a mi me dejarán en la carretera Mutare-Masvingo, pues la combi va a Mutare y yo a Masvingo.

Deshacemos el camino de ayer y a eso de las 7:30 horas la combi se para en mitad de las montañas porque se ha quedado sin gasolina. El chico que recoge el dinero de la combi, ha salido lanzado a buscar gasolina. Estamos en las montañas, no sé donde va encontrar combustible. Me dice mi vecina y compañera de viaje que queda lejos el próximo punto de repostaje, así que yo la sigo y me bajo a reclamar el dinero. Nos lo devuelven y a esperar a la siguiente combi!.

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Chimanimani en las montañas

Aunque me hubiera quedado algún día más en Mutare, tenía los días justos, así que a pesar de que me costaba, tenía que despedirme de Ann’s Lodge y de la monada y gran habitación que tenía para mi sola y trasladarme a Chimanimani. Y también dejar a Ema, la principal responsable de que me sintiera como en casa ;-).

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Los colores de Bvumba

Hoy el plan era ir a una misa a las 8:30 horas y luego a las montañas de Bvumba. Ayer sábado cuando llegaba a Ann’s Lodge entre en un edificio en el que parecía que estuvieran dando un concierto y se trataba de un ensayo para la misa del domingo. Pregunté y la chica me escribió el lugar donde se iba a llevar a cabo la celebración y le dije que acudiría a escucharlos.

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Viajando en combi a Mutare

Me levanto rápido y con tiempo. Me arreglo y recojo todo, y como el taxi ya esta fuera dejo la mochila en el maletero y aprovecho para desayunar e ir al baño tranquilamente, ya que no hay ni rastro de los escoceses. Espero que no se hayan dormido. Al salir del baño ya es la hora y salgo hacia fuera, pero el taxi ya no está, miro a la esquina y se está yendo. No puedo creerlo, pasan de esperar y con mi mochila dentro!!. Empiezo a correr para dar la vuelta a la esquina y llamarlo, pero grito y no se dan cuenta. Menuda forma de empezar el día!! No doy crédito, y los otros dos, a los que les dije ayer que seguramente iba con ellos no habrán dicho ni mú?. Me pongo negra, ahora qué? Suerte que en la guest-house ya estaba la chica de recepción y llamó al taxista y este volvió. Me dijo: perdona, lo siento!! O poco espabilado o dormido! Y la escocesa me dice: hemos visto la bolsa pero como el taxista no ha dicho nada….Qué poco vivos, por favor!

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Mis intensas horas en Harare

A las 19:30, tras la interesante visita a Matobos, llegué a la estación. El tren partía a las 20 h. En mi compartimento estaba Charity, una joven madre de 27 años, con sus dos niños. Tenía dos billetes y había elegido, como es lógico las dos camas de abajo. Me tocaba arriba de nuevo, pero la cama-asiento parecía un poco mejor que la del tren de Vicfalls. Luego llegó Mrs Chicano con su pequeña niña, Ropa y el revisor intercedió para que Charity le cediera la cama de abajo y Panache, su niño mayor, durmiera arriba. No hubo ninguna pega. Como todo el mundo aquí, son estupendas y nos llevamos muy bien. De repente un aviso en la estación diciendo que el tren retrasa su salida hasta después de media noche. Terrible espera!!!, ya no aprovechaba el día en Harare y encima metida en ese cubículo tanto tiempo…

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El particular Parque Nacional de Matobos

Decidí que cogería el tren nocturno a Harare tras volver de la visita a Matobos. Así que nada más llegaron a recogernos para ir al Parque Natural de Matobos y tras pedir permiso a los compañeros de viaje, le comenté al conductor-guía si me podía acercar a la estación de tren a por el billete a Harare, pues en la guest-house me informaron de que no lo podía dejar para la tarde pues me quedaría sin sitio. Como esto no es Europa no hubo problema y aunque al llegar había una cola considerable, el guía habló con un señor, que creo que trabajaba allí, y por un extra-dólar me plantó la primera de la fila y compré el billete 😉

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Inmersión en Bulawayo

Un día en Vicfalls, por la mañana, salí a tender mi toalla al jardín de Shoestring y habían dos tiendas de campaña. En una de ellas estaban Miriam y Beto, dos gallegos majísimos que me dieron muchísima información sobre Zimbabue. Como no tenía pensado viajar por aquí no tengo guía y voy moviéndome con la información que consigo de otros viajeros. Me vino superbien encontrármelos. Ellos me hicieron cambiar de planes e incluir en mi recorrido el este del país. Así que en lugar de ir a Harare me iba primero a Bulawayo. Y como ellos me recomendaron cogería el tren, que aunque más largo es toda una experiencia.

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Acertadísima extensión a Zimbabue

Para llegar a Vicfalls me uno a un equipo de australianos que viajan en familia con un guía. Jensey es el patriarca y el hombre es más que amable conmigo. Entre curioso e integrador me pregunta sobre mi viaje, y sobre España. Me preguntan más cuando observa en la frontera mi pasaporte cubierto de sellos, ya que con dificultades encuentro espacio para la visa de Zimbabwe al coste de 30 $. Él también me cuenta, y me presenta a toda la familia. Resulta un viaje agradable, aunque a medida que avanzamos me doy cuenta de que lo podía haber hecho por mi cuenta y me hubiera ahorrado una buena parte de los 30 $ que he pagado por el transporte. En fin, a la próxima ya lo sé.

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El Zambezi y sus preciosas cataratas Victoria

Me levanté temprano. Parece que solo sé madrugar ;-)! Ducha, desayuno y en marcha a las cataratas. Se pueden alcanzar andando, están aproximadamente a 1 kilómetro de la ciudad. Así que me dispuse a pasear.

Al entrada es abusiva, 30 $ para los no residentes, 10 $ para los locales. Esta noche hay además circuito nocturno porque hay luna llena, pero al coste de unos sangrantes 40 $. Para mí ya se ha acabado la visita nocturna ;-).

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