Los badalas

La vida aquí es todo menos aburrida. Paolo y Peter una mañana sacan una garrafa con un líquido parecido a la leche pero con tono más naranja. Pregunto y me dicen que es una especie de cerveza, no la pruebo pero huele claramente a alcohol. Me explica Paolo que ellos cuando tienen algo de dinero encargan a Salateni que tiene más movilidad que vaya a comprarla y ellos la sacan de vez en cuando y dan buena cuenta de ella. Salateni les sirve porque está algo más fuerte que los otros y cuesta inclinar la garrafa, pero él no bebe. Rosa quiere poner coto a esto, al menos si quieren beber fuera de los días de fiesta establecidos que lo hagan fuera de la casa. Sigue leyendo

Mi jornada en Old Age

Mi jornada de trabajo empieza sobre las 8 -8:30 horas, así que desayuno con Jose Luís en el seminario sobre las 7:15 horas. Allí, ahora mismo, además de Jose Luís (aquí más conocido como, father Luis y a mi derecha en la foto) viven otros dos curas: el padre Jimmu (a mi izquierda) y el obispo retirado Pius Ncubi. El resto está desierto mientras los seminaristas disfrutan sus vacaciones.

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La vida en Old Age Home

Y logré que Rosa me dejara quedarme en la casa y que me diera trabajo. Me quedé a las órdenes de Sister Steria (abajo en la foto del cartel) y cuando ella se tuvo que ausentar fue Rita quien me organizaba las tareas. Primero hacer las camas y luego los cristales. Las sábanas con agujeros, pero algunas mantas de máxima calidad. Una vez a la semana cambio de sábanas. Los badalas, nombre en ndebele para los ancianos, me miraban sorprendidos, y sonreían. Con los que podían hablar en inglés me daban conversación. Sigue leyendo

Primer día en Dete

El plan era que me unía a los españoles y me recogían sobre las 9 horas. La verdad que no les dimos muchas opciones sobre si podía acompañarlos o no ;-). Mientras los espero en el convento hago fotos a estos niños que venían con su familia a la molienda del maíz. Sister Cristina me explica como funciona este servicio: Tienen una máquina que ponen en marcha algunos días de la semana, la gente del pueblo se acerca con su maíz. Un hombre que ayuda a las Sisters en otras labores es también el responsable de la puesta en marcha del equipo. Los primeros granos son de prueba, son malos pero para alimentar a los cerdos son perfectamente válidos. Y comienza a funcionar! El ruido ensordece, pero apreciamos como acaba saliendo el primer polvo, y por tanto todo ok para comenzar la jornada de molienda.

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De vuelta a África

Una vuelta larga: Valencia-Paris, Paris-Amsterdam y Ámsterdam-Harare, con noche en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam. Larga pero relajada. Cuando aterricé en Charles De Gaulle eran las 15:30 y hasta las 19:15 no embarcaba camino a Ámsterdam. Después de comer y de conectarme los 15 minutos gratuitos de wi-fi que ofrece CDG me senté a esperar y me sentí extraña. De repente no tenía nada que hacer, algo verdaderamente asombroso. Me entró un sopor que me impedía hacer algo distinto de nada, era algo increíble: empezaba mi descanso. Sigue leyendo

Una historia sin tregua

Como tantos otros países de África, la historia de Zimbabue es convulsa. La empecé a conocer leyendo la guía de Olvido y con los capítulos que dedica Javier Reverte a este país en su recorrido como “Vagabundo en África”. Y me atrapó…

Orígenes y la invasión desde el sur

Adentrándonos en su lejano pasado, los territorios de Zimbabue se dividía en pequeños reinos de la etnia shona. El imperio shona tuvo una época de máximo esplendor como testimonian las ruinas del Great Zimbabwe, que ya visitamos y posteamos. Si recordáis, desde el establecimiento de los portugueses en Mozambique en el siglo XVI se extiende la leyenda de que estas impresionantes ruinas habían sido sede del reino de Ophir, archiconocido por las minas de las que obtenía sus riquezas el rey Salomón. Pronto los portugueses trazaron expediciones para su descubrimiento, que fueron frenadas por los shonas.

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Dejo un lugar de ángeles

Amanecí, arregle mi mochila y desayuné. Me despedí de Momsa, la viva gobernanta del hostel, y del amable y dispuesto dueño de Paradise. Lo hice todo de forma mecánica, sin querer pararme a pensar. A pensar que me iba…

Acompañada hasta que paró la combi en la puerta de Paradise, la tomé, me bajé en el Ayuntamiento y fui directa a la agencia del bus. La negra que me había vendido el billete y que parecía seria, a mí siempre me sonreía y enseguida me indicó donde dejar la mochila.

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Bulawayo again

El que dormía era un holandés, pero tenía pinta de israelí. Desayunamos juntos, era majo, hablador, y sobretodo viajero, como buen holandés. No sé si lo hemos comentado alguna vez, pero para mí son los más viajeros, allá donde vayas hay uno o varios holandeses recorriendo el mundo, sobretodo en Asia. Él venía del norte de África, bajaba desde Etiopía, atravesando Kenia, Tanzania y no recuerdo si a través de Mozambique o Zambia  alcanzó Zimbabue. Le pregunté por Nairobi, si era tan peligrosa como decían, y me dijo que no, que a él incluso le gustó la ciudad. Se había tomado unos días de descanso en Bulawayo, era el sitio perfecto para eso, y Paradise el lugar. Luego iba a Namibia, donde había quedado con otros viajeros para recorrer el país en coche.

Yo me fuí  visitar el Museo de Historia Natural, de Bulawayo, recomendación de Reverte y de Mrs Val, la maravillosa asesora de la oficina de información y turismo, y creo que la única blanca en Bulawayo. Sigue leyendo

Me resisto a irme…

Pues finalmente me decidí por seguir en Zimbabue, algo me unía a esta país. Me despedí del chico del cibercafé que me toqueteó el ordenador hasta poder conectarme (ya veremos si me va en otro sitio ;-))…, y de la mujer que me seguía sonriendo.

Pasadas las 17 hora me acercaba a la acera de las combis y nada más asomar a la calle donde estacionaban ya me estaban preguntando donde iba para orientarme sobre la combi. Me subí (o me subieron ;-)) a una, y como éramos dos gatos me salí a deambular. A estas horas cuesta más llenar una combi, pero si dicen que sale, sale!. Me convencieron para cambiarme de combi. Vino un chico diciendo que había otra que iba a salir antes (como a esas horas no hay mucho negocio la competencia es dura) y me dejé convencer. Cogí mis cosas y me subí a una donde una chica estaba sentada en el asiento delantero y enseguida me hizo sitio y me dio conversación. Sigue leyendo