De dhow a chapa de Ibo a Pemba
Un poco antes de las 5 a.m. ya estaba yo en el pequeño embarcadero de Ibo. De las dos mareas al día no en ambas salen barcos, dependen de los capitanes y no estaba claro que hoy quisieran madrugar. Esperarme a la salida de las 3 o 4 p.m. suponía llegar a Pemba muy tarde o arriesgarme a no llegar en el día si surgía algún contratiempo.
Era de noche. En el embarcadero y en la zona donde fondean los barcos ni un alma y ningún barco en movimiento. Extraño. Suerte que a los 10-15 minutos llegó un chico que iba para Pemba. Los dos esperamos pero nadie llegaba. A las 5:30 a.m. el chico telefoneó a un capitán y este preguntó cuantos éramos. Lo que nos temíamos, por dos no iba a levantarse.