El plan era que me unía a los españoles y me recogían sobre las 9 horas. La verdad que no les dimos muchas opciones sobre si podía acompañarlos o no ;-). Mientras los espero en el convento hago fotos a estos niños que venían con su familia a la molienda del maíz. Sister Cristina me explica como funciona este servicio: Tienen una máquina que ponen en marcha algunos días de la semana, la gente del pueblo se acerca con su maíz. Un hombre que ayuda a las Sisters en otras labores es también el responsable de la puesta en marcha del equipo. Los primeros granos son de prueba, son malos pero para alimentar a los cerdos son perfectamente válidos. Y comienza a funcionar! El ruido ensordece, pero apreciamos como acaba saliendo el primer polvo, y por tanto todo ok para comenzar la jornada de molienda.
La máquina es vieja viejita, parcheada por un montón de puntos, y a pesar de los vendajes los conductos dejan escapar maíz molida, pero hace un gran papel a estas gentes, que por el módico precio de 1 $ y sin tener que desplazarse a penas de sus casas pueden usarla.
El siguiente punto era la Old Age Home, el Hogar de Ancianos que ha sido el culpable de mi venida a Dete. Rosa, la Sister responsable, nos invitaba a comer al grupo de españoles. Me escapé a la cocina, donde trabajaban una hermana y otras dos mujeres, olía bien, preparaban el lunch para los badala (viejitos en dbele). Les eché unas cuantas fotos, son todos grandes modelos, ya lo veréis.
Y luego una preciosa visita, los niños de Takesure (un chico que conocieron los españoles en su visita de hace dos años): dos pequeños mayores y dos bebés gemelitos de 5 meses. Pasaron por más de 7 brazos distintos, ninguno hizo amago de una protesta o mala cara. Inexplicable, no?
Mientras preparaban el lunch nos fuimos al noviciado. Allí conocí a Priscilla, otra sorpresa de Dete. Es más que encantadora, Priscilla es un ángel. Vino cuando tenía 31 años, y ahora va a hacer 80. Tuvo claro que quería venir a misiones desde joven. Nos enseñaron su casa. Es austera pero acogedora e impecablemente limpia.
En la comida en el Old Age House dimos buena cuenta de un plato de arroz con ternera y conejo, acompañado de verduras y salsa. Como era un día de celebración, pues nos juntábamos muchos, hasta refrescos tuvimos y de postre natillas caseras.
Y por la tarde nos fuimos a Hwange Nacional Park, aunque antes nos acercamos a un centro que es una pequeña reserva de Painted Dogs, una especie casi en extinción que aquí se encargan de cuidar y fomentar la reproducción. Había dos ejemplares que viven y vivirán en cautividad, no acabo de entender por qué. Odio fotos a través de rejas pero este animal es prácticamente imposible de ver al natural, y es interesante conocerlo. Así como el sistema de aspersión casero y económico que tenían instalado ;-).
Nos adentramos en el Parque por el Main Camp. Gracias a Sister Justina, nuestra conductora y una estupenda española hablante, conseguimos un precio de saldo. El paisaje era espectacular, a veces sabana, a veces un bosque con hojas variables en tonalidad: verde, amarillo, anaranjado, esos maravillosos árboles quebradizos…pero sin animales reseñables a excepción del pequeño dik-dik (madoqua en español), una de las especies más pequeñas de antílope.
Llegamos a un mirador frente a una charca, los presuntos hipos en el centro de la laguna eran como dos rocas. Unos cocodrilos tomaban el sol inmóviles como piedras. Más allá, tras la laguna, el paisaje de África. Hermoso… una visión que atrapa para siempre…
A la vuelta se nos acumularon los avistamientos. Emocionante siempre la mirada de las cebras con ese rallado irrepetible, la visión de los elefantes y de las estilizadas jirafas. Tuve la sensación contradictoria de haberlos visto siempre y a la vez nunca. Siempre es fascinante sentirlos tan cerca.
Y por último el atardecer, ese gran fenómeno que aquí cambia el cielo como en ningún otro lugar, y que tras desaparecer el sol cubre de rojo fuego la línea del horizonte. Pocas cosas superan la belleza y el efecto hipnótico de la puesta de sol en África…
Hola cielo, con tus fotos me has hecho recordar mi viaje por Mara y Tanzania…………….y es así tal lo describes tanto con los animales que tantas veces a visto por la tele , el verlos allí cara a cara en su habitat, nunca cansa, por muchas cebras, jirafas, etc….. que veas una y otra vez , nunca dejan de maravillarte.
Y que decir del paisaje y las tonalidades del cielo…………………………..IMPRESIONANTE.
Tus fotos son estupendas , creo que debes replantearte tu nuevo trabajo……;) 😉