Y logré que Rosa me dejara quedarme en la casa y que me diera trabajo. Me quedé a las órdenes de Sister Steria (abajo en la foto del cartel) y cuando ella se tuvo que ausentar fue Rita quien me organizaba las tareas. Primero hacer las camas y luego los cristales. Las sábanas con agujeros, pero algunas mantas de máxima calidad. Una vez a la semana cambio de sábanas. Los badalas, nombre en ndebele para los ancianos, me miraban sorprendidos, y sonreían. Con los que podían hablar en inglés me daban conversación.

Old age home sería lo que nosotros entendemos por una residencia de ancianos, pero no es nada convencional. La casa principal tiene dos patios interiores alrededor de los cuales se ubican los dormitorios y los baños. Entre ambos patios las dependencias generales: comedor, cocina, oficina. Detrás el gran huerto y las dependencias de las mujeres, que acostumbran a ubicarse separadas de los hombres. El Old Age, como lo llaman por aquí, es un hogar que aglutina múltiples nacionalidades (mayoritariamente de Zimbabwe, pero alguno de Zambia, Malawi, Angola) y en el que se hablan diversas lenguas: algo de inglés, y sobretodo ndebele, nambya, tonga, y algo de shona. La vida gira alrededor de los patios, donde los badala salen todos los días en busca del sol. Casi todos tienen la silla delante de su habitación y algunos dormitan, otros charlan, otros fuman tabaco. El tabaco lo enrollan en hojas de periódico recortadas, y algunos tienen el rastro del fumador en la ropa y en las sábanas, agujereados por doquier.

La entrada y la parte trasera

Los patios

Por la tarde Sister Steria me dice que no trabaje, que charle con ellos y es cuando empezamos la sesión de fotos. Alucinan viéndose, hasta los menos expresivos sonríen y se señalan cuando les enseño la foto por la pantalla de la cámara.

Sister Steria con Peter y Simon y yo con Peter y Salateni

Sister con Domingo y yo con Paolo y Simon.

Paseamos luego por el huerto, tienen un criadero de conejos tremendo, montones de animalitos de todos los tamaños. Mr. Sibanda nos lo muestra y posa en las fotos, es un gran modelo. También sonríe todo el tiempo. Y luego un huerto magnífico. Los chicos que lo trabajan quieren también salir en la foto y eligen ellos la parte del huerto a inmortalizar. Con la frondosa «choumulier» el vegetal por excelencia y gran compañero de la sadza y con estas magníficas coles. Yo con un árbol de papaya cargadito de frutos.

Y luego la visita a las mujeres. Son 6 mujeres y trabajan con la paja, realizando unas canastillas preciosas, como la que tienen arriba Agnes entre manos. Cada una de ellas les lleva un largo trabajo, semanas de dedicación. Mojan la paja para que no se rompa. La vista no les permite trabajar muy seguido por ello se alarga el fin de la canastilla. Por esta vez no les puedo comprar, pues no tienen acabadas, pero de alguna manera las conseguiré.

Lo que se respira en esta casa es diferente al de otras residencias, porque esto es un hogar y ellos una familia. Es el trabajo de la incansable Rosa y su gran equipo de trabajadores, y el carácter de estos pobres, lo que hacen posible el fenómeno de Old Age. Absolutamente lo primero que aquí se respira es alegría y vida. Ya lo veréis