Bueno, viajer@s, voy a intentar aproximaros a esa barbaridad que es la Nochevieja en Río.

Nada más despedirme de las chicas argentinas me comí una hamburguesa y me puse a pasear hacia la playa de Copacabana. Serían las 18 horas y no veáis ya el ambiente en la calle. Aquí la gente se viste de blanco para recibir el nuevo año (se  considera que el color trae suerte y prosperidad para el año entrante) y las calles cercanas a las playas ya estaban llenándose de gente, había un trajín importante, y mucha gente con sus cervezas en la calle.

Me fui hacia el hostel e iba a escribir a las Silvina y Lucinda para ver cómo nos podíamos organizar y cuando entré en la habitación saludo y me contestan Hola con un claro acento español. Resulta que me estaban esperando (es un decir pues no teníamos ni idea de nuestra existencia hasta ese momento) Liz y Steven. Paraguayos, madre e hijo que también acababan practicamente de aterrizar en la casa de doña Raimunda. Bueno, desde el primer momento conexión total, son unas personas excepcionales, mi familia en Río para siempre. Así que charramos largo y decidimos ir juntos a la playa, a ver como era esa fiesta de la que hablaban. Cuando bajamos a Arco Verde (la entrada a Copacabana desde nuestro hostel) el gentío era alucinante, nos costó de nuevo conseguir una hamburguesa para cenar. La calle estaba a rebosar y serían sobre las 21 horas. La fiesta ya había empezado…

Nos adentramos hacia la playa, nos costó lo suyo, era como intentar querer llegar a la primera linea de la mascletá el día de San José, llegando a la plaza 10 minutos antes de que empiece. Una locura, una marea humana, pero que teníamos que pasar para llegar a la arena. Todos los edificios altos del paseo de Copacabana (la playa más larga de Río) estaban iluminados, casi todas las ventanas tenían gente. Era alucinante! Tras un poco de sufrimiento logramos tocar la arena enteros, no nos faltaba nada, pero seguía habiendo montones de personas, imposible ver el mar. Por lo que he oído en medios distintos se estima que había 2 millones de personas en Copacabana, imaginad la magnitud del evento.

Dos escenarios había en el paseo. Inmensos, con muchísimo colorido y música como un concierto. Nos quedamos a cierta distancia de uno y nos adoptaron un grupo de brasileños que nos trataron fenomenal. Unos chicos estupendos! No os había dicho que todo esto lloviendo desde el minuto cero que bajamos del hostel. Era una lluvia no muy fuerte, pero desde luego estábamos bien mojados, pero hacia calor y con la masa de gente, no sé que habría sido sin lluvia. Bueno pues nos lo pasamos muy bien (bailando, charrando en español-portugués sobre nuestra querida España y ese pedazo de gran país en todos los sentidos, que es Brasil, etc), como podéis ver en las fotos.

Y luego el momento más grande, fuegos artificiales que lanzaban desde barcos en el mar. A pesar de la lluvia constante, los fuegos se lanzaron puntualmente durante 20 minutos y cubriendo los 4 kilómetros de longitud de la playa. Siendo valenciana me pareció espectacular. Era tan grande en todos los sentidos, que solo recordarlo me pone la piel de gallina. Fuegos al son de la música, impresionante la canción «All you need is love»! Quisiera poneros un vídeo que grabó Steven pero tengo que reducirlo antes, a ver si en breve lo consigo y lo añado, por ahora tenéis las imágenes.

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Lo peor vino cuando decidimos marcharnos. Esperamos hasta casi las 2 de la mañana pensando que después de los fuegos estaría más despejado el camino de vuelta, pero para nada. Fue una odisea alcanzar la salida. Había un montón de chanclas en el suelo que la gente había ido perdiendo debido a los empujones y apretones. Daba para montar un tenderete con ellas ;-). Había gente descalza y vidrios en el suelo, un montón de charcos, en fin, un despropósito! Y luego algún brasileño con ganas de bronca que se ponía gallito con los empujones cuando es lo que había para todos. Lo más fuerte es que había gente que llevaba niños. Qué descerebrados, pobres criaturas!!…En fin, un suplicio, que nos tomamos con humor, pero que a más de uno le hubiera dado «un yuyu». Visto desde arriba, el movimientos de estas masas humanas debía ser espectacular.

Finalmente llegamos a casa, la ropa empapada y llena de champán porque también es típico descorchar la botella y duchar a los de alrededor. Y las sandalias ni os digo como se visualizaban. Pero poco importaba, estábamos derrotados y caímos redondos. Había imaginado una Nochevieja en la playa para el 2011 pero desde luego mi imaginación no hubiera alcanzado nunca a vislumbrar que podía ser como hoy. Una experiencia única! A veces ni soy consciente de que en fin de año he estado en Río… Después de Carnaval es la celebración más importante. Me parece tan fuerte!

En fin, buenas noches y sobre todo Feliz Ano Novo viajer@s!!! Que sea un gran 2012!!