Este es el pequeño pueblo de Morretes, el fin del trayecto del tren. Nada más bajar, me fui a comprar el billete de vuelta pero esta vez en bus, que con 13 R lo tenía solucionado. Tenía un par de horas para ver el lugar y comer. Sin problema! Apenas hay dos calles, que me encantó pasear. Para comer me empeñé en buscar un lugar donde comen los locales y huir así de los restaurantes cargados de turistas junto a la orilla del río. Y lo encontré. Me tomé un barreado, que es la comida típica de aquí (una especie de carne en salsa muy básica que anteriormente era comida de pobres y ahora se ha transformado en una seña de identidad), con los condimentos y un plato de fruta que iba en el pack. Podéis ver la buena pinta en las fotos, así como el lugar donde comí, superbien atendida. Era la extranjera y me explicaban con paciencia como mezclar los ingredientes, pues había una especie de harina que no sabía para qué era. Otro cliente se preocupaba de que tuviera vinajeras para aliñar la ensalada. Ósea que estaba de lujo en ese sitio. Me acordé mucho de Asia. Me sentía como tantas veces allí: Como en casa.
Cogí el bus y durante la siesta abrí un ojo y me encuentro que durante una buena parte del trayecto la carretera está adornada con hortensias. Están en las últimas fotos. Una monada!
Al llegar a Curitiba me fui a ver si conseguía billete para Florianópolis. Eran las 16:30 horas, tuve suerte y encontré sitio en el bus de las 20:30. Como tenía tiempo dejé las cosas en una taquilla y me fui a cambiar dinero y luego al hostel a ver si me conseguían alojamiento en el hostel de Florionápolis. En el shopping center, junto al hostel, había una casa de cambio, pero estaba al final del todo. Encontré en la cola a una pareja de argentinos que viven en Curitiba, les gusta este sitio. Me dan un cambio muy regular pero cambio algo de dinero.
En el hostel encuentro a unos españoles que cogen a las 20 horas el bus para Río de Janeiro. En 10 días han recorrido Argentina y Uruguay viajando la mayor parte en bus nocturno. Unos correcaminos! El chico amable de recepción me llama a varios hostels y comprobamos que los precios están supercaros, es Nochevieja y se disparan. Me cobraban por un hostel que vale 38 R, 110 R. Una burrada! Me indigno y decido no ir, al menos en estas fechas. Me voy a la estación a cambiar el billete. De camino a la estación pienso: ¿Qué hago? La costa del sur va a estar igual, hay mucha demanda y se aprovechan. A Iguazú era pronto para ir y pueblos del interior, a parte de Curitiba, no venían recomedados. En la misma estación me saco el portátil y me repaso la guía. Saco dos sitios del sur menos turísticos pero bonitos, voy a la billetería pero la compañía no fleta buses a estos destinos. Uffff que complicado!! Tengo que buscar un plan C !!. Me puse de los nervios, me veía otra noche en Curitiba y mañana sin saber donde ir. Lo veía todo negro y se hacía tarde….Después de un buen rato de mareo pensé: me cojo un bus y hago noche hacia donde sea. Y entonces se me iluminó algo por ahí dentro: ¿Por qué no Río? Seguro que hay más opciones de alojamiento donde elegir, y además seguro que no me decepciona. Me voy al mostrador y compro billete con salida a las 20 horas. Una vez tomada la decisión ya no hay que preocuparse. Qué alivio! Cojo mis trastos y busco la puerta de embarque, resulta que estaban también los chicos catalanes que me había encontrado en el hostel, ya que viajaban con la misma compañía. Cuando me han metido la mochila grande en el maletero voy a subir y me piden el pasaporte. En los trayectos largos lo piden y hay que rellenar una parte del billete con los datos. Echo mano del bolsito donde lo llevo y el pasaporte no está. Siempre lo dejo en el mismo sitio y no lo tengo. Me empiezo a asustar, pero rebusco por varios sitios, y no aparece. Me empiezo a atacar, no puedo creerlo. Menuda tarde llevo!! Me lo han quitado (por desgracia, malpensando lo primero!)? Le digo al conductor que debo de habérmelo dejado en la billetería, ya que he pagado con tarjeta. El autobús lleno y a punto de salir. Me dice que me espera pero que corra. Yo voy lanzada a la taquilla pero me dicen que no está. No lo puedo creer!! La chica muy maja me ayuda a tranquilizarme y me dice que lo busque bien y si no lo encuentro me devuelve el dinero. Vuelvo al bus y pido que me saquen la mochila. No lo puedo coger, bye bye Rio. Me veía ya buscando una embajada, días perdidos, etc.!!, Pero en un momento de lucidez pienso: Ya está, cuando saqué dinero en el shopping se lo di al hombre y no recuerdo que me lo haya devuelto! Con todos los trastos a cuestas me voy al centro comercial. Si estuviera cerrado me tengo que quedar en el hostel y mañana en cuanto abran estoy allí. Con todavía sofoco llego al shopping que me toca recorrerme con todos los trastos a cuestas, y es inmenso y yo ya estoy agotada con este estrés. Y encima los nervios por si no está. Pero está!!! Y ahora qué? Me voy al hostel y paso una noche tranquila? Pero no, decido volver a la estación, había otros buses para Río, no? Pues a por el primer bus con plaza, la decisión está tomada. Llego a las 20:55 y compro ticket para el bus de las 21 horas. Lo cojo! Esta vez sí ;-)! Jamás me he sentido más relajada nada más sentarme en un bus!!
Ahora a descansar. Son 13 horas en las que no me tengo que preocupar de nada. Cuando llegue a Río, como será temprano reservo un hostel y ya está. Caigo redonda enseguida. Menudo estrés! Pero ya todo se solucionó, además me voy a Río!! Qué fuerte!! No lo tenía nada previsto, pero me hace mucha ilusión!
Mañana más aventuras, viajer@s, que por hoy ya es suficiente!!
Ai com t’agrada fer-nos patir!!!!!!!!!!!!!! Jajaja. Tinc ganes ja de llegir què tal en Rio!!!! De segur que va ser una passada!!!! Besets
Jajaja! tens raó, però no veges com vaig patir jo fins que ens va solucionar el tema! Es tracta de aproximar-vos al màxim a la meua realitat 😉 bss
I sí, Rio va ser una passada!!!