Katatura ha sido todo un descubrimiento e imprescindible para entender y conocer la verdadera Windhoek.

Es necesario indagar en la historia para entender el fenómeno de Katatura, así que intento resumir:

Alrededor de 1907, en periodo colonial, mucha gente emigró del campo a la ciudad de Windhoek en busca de una alternativa de vida, y a la vez llegaron una oleada de inmigrantes procedentes de Alemania y Sudáfrica. En 1912 se establece la Main Location (Old Location) y una segunda área en Klein Windhoek como zonas en la que los negros podían vivir. Eran los tiempos del Apartheid, tiempos en los que se llegó a prohibir el matrimonio entre blancos y negros.

Durante la 1ª Guerra Mundial Windhoek fue ocupada por las tropas sudafricanas y pasó a estar administrada por Sudáfrica vía mandato de la Sociedad de Naciones (posteriormente integrada en la ONU). En 1950 la municipalidad de Windhoek decidió junto con la administración sudafricana «to whiten” la ciudad y construir un nuevo emplazamiento para los negros al noroeste de Windhoek similar a Soweto – un barrio en los suburbios de Johannesburgo-, pretendiendo desplazar al mismo a los pobladores de la Old Location y de Klein Windhoek. Muchos residentes de estas zonas rechazaron el nuevo emplazamiento y lo llamaron Katutura – “the place where we do not want to settle” (el lugar donde no queremos establecernos). Se iniciaron protestas y enfrentamientos que acabaron con una acometida policial en la que murieron varios insurrectos. Tras esta sangrienta respuesta aproximadamente 4000 residentes de Old Location se replegaron y transigieron con la recolocación. Hoy en día aun se celebra el aniversario de este día y se rinde honor a los mártires.

Concluyendo: Katutura, con una población de 200.000 personas, es la parte pobre de Windhoek y la que le da vida. Windhoek no tiene vida, porque la vida está en Katutura.

Así que Paco propuso ir a Katutura y nos pusimos en marcha. El taxi de turistas nos quería cobrar 60 N$ (aprox 6 €) por llevarnos al suburbio de Katutura y el de los locales nos llevó por 28 N$. La parada se suponía iba a ser únicamente Sowet Market, pero nos decepcionó bastante porque era un mercado prefabricado y no un mercado en la calle como pensábamos encontrar. Solo destaco que había un montón de cuartitos que eran peluquerías y esta chica tan maja me dejó hacerle una fotografía.

Nuestro chófer, Avette (yo lo escribo así, pero a saber…) nos propuso un recorrido por el barrio, lo negociamos y por 100 N$ nos metió en todos los rincones de Kamakura.

Alucinante paseo hacia el África profunda. De vez en cuando parábamos para hacer unas fotos, la gente siempre receptiva si vas con la sonrisa por delante, como tantas veces… Muchos me pedían fotos, como estos niños en esta estupenda zona verde de recreo donde la gente viene a hacer su picnic y a celebraciones diversas. Como no es nada turístico no están corrompidos y ninguno me pidió dinero, solo me ofrecían lo que vendían, con lo que se sacaban unas monedas, así que les compré un chupachup y unos ganchitos por 1 N$ cada uno. El momento no tenía precio.

Vimos varios mercados y puestecitos en la calle vendiendo de todo y sobretodo carne a la brasa. Había muchísima vida en la calle, música también porque tenían sus terracitas bien austeras y sus barecillos. Las carreteras estaban asfaltadas perfectamente Con la independencia de Namibia se proveyeron estas zonas con canalizaciones de agua, electricidad y servicios de teléfono y fue cuando se asfaltaron las vías principales. Es sorprendente la de contenedores verdes que hay y lo limpio que se mantiene todo. Aunque hay zonas con casas como las nuestras, es decir con paredes de ladrillo, la proporción de casas de hojalata es descomunal, hay montañas de ellas. 

También llama la atención que la gente que hay por la calle y que probablemente vive alguna de esas casas viste con vaqueros zapatillas, chaquetas, bastante bien vestidos y  aseados. Pero lo que más nos impacta es la cantidad de coches que hay Coches perfectamente cuidados y encerados, y no pequeños. Por aquí no hay ni una sola moto, todo lo contrario de Asia, aquí directamente coches. Nos intriga cómo pueden adquirir un vehículo estas personas con los salarios que ganan….

En algunas de las paradas la gente me regalaba estas poses y sonrisas.

Fotografiando la vista de la cabecera unas chicas me llamaron para hacerles unas fotos, les pregunté su nombre pero los he olvidado, mal por mi parte, porque fueron encantadoras. Ellas estaban emocionadas con la foto y yo con su casa. Porque nos dejaron verla por dentro. Es mínima pero muy decente, no sé como decirlo, las chicas la tenían más que cuca para lo pobre que era. Como dijo Paco, sobretodo era una vivienda digna, aunque parezca increíble en este entorno.

Como véis estas viviendas de hojalata estaban ubicadas directamente en la arena, no alcanzamos a imaginar como debe ser vivir aquí en la época de lluvias.

Nuestra última incursión en Kamakura fue este magnífico mercado con su estupenda gente. Es cierto que hay personas que responden más secamente a los saludos y que no se dejan fotografiar, cosa más que respetable, pero se compensa totalmente por esas otras maravillosas gentes que te muestran su mejor sonrisa y su ilusión por las pequeñas cosas. Todo un regalo que en este caso nos ofrece África, viajer@s…