De vuelta a África

Una vuelta larga: Valencia-Paris, Paris-Amsterdam y Ámsterdam-Harare, con noche en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam. Larga pero relajada. Cuando aterricé en Charles De Gaulle eran las 15:30 y hasta las 19:15 no embarcaba camino a Ámsterdam. Después de comer y de conectarme los 15 minutos gratuitos de wi-fi que ofrece CDG me senté a esperar y me sentí extraña. De repente no tenía nada que hacer, algo verdaderamente asombroso. Me entró un sopor que me impedía hacer algo distinto de nada, era algo increíble: empezaba mi descanso.

Al llegar a Schiphol era tarde, más de las 21 horas y el gran aeropuerto estaba vacío. Averigüé la puerta de embarque del vuelo a Harare e intenté pasar el control de pasaporte para hacer noche allí. Escuché a alguien decir “Gracias”. Era Nancy, una peruana que también iba a hacer noche en el aeropuerto. Encantadas de coincidir, nos buscamos un lugar para dormir, organizamos nuestro campamento y tras ponernos un poco al día de nuestros viajes y nuestra vida, nos dormimos. Desayunamos juntas y luego ya nos despedimos, hasta la próxima en Valencia o Lima.

Retrasan el vuelo a Harare, llego tarde porque han cambiado la puerta de embarque y no me había enterado, al llegar a la primeramente asignada y no haber nadie casi me da algo. Corro a buscar la nueva y tras la cola del embarque, subiendo al avión, oigo: “Mira, si es Mariluz”. Adela y Paco en el mismo avión, y más allá Olvido. También su amiga Alfonsa. Teníamos previsto coincidir en Zimbabwe pero no sabíamos que tan pronto. Qué sorpresa!! Se empaña un poco porque nos dice el comandante que no nos dejan despegar, al parecer algún problema con el combustible, algo no funciona y la inspección final del aparato decide no dejarlo ir. Hemos de esperar unos 30 minutos a ver qué pasa. Somos afortunados y tienen otro avión para nosotros, salimos con 3 horas de retraso pero el vuelo es tranquilo. A mi lado una pareja de españoles mochileros también van a Zimbabwe.

Al llegar al aeropuerto todo tranquilo, cola para el visado, y finalmente la mochila está. Empiezo poco fina, supongo que los nervios de la llegada, porque he dado 40 $ para pagar los 30 $ del visado y la chica ni me ha devuelto ni le he pedido las vueltas. Ya puedo despabilar que menudo estrene.

Un único taxi a las 00:30 en el aeropuerto. Adela negocia y nos carga a todos, ellos van a New Ambassador, en el centro de Harare. Esperamos hasta confirmar que tienen disponibilidad para ellos y yo sigo con el taxi hasta “It’s a small World” a unos 10 minutos del centro. El New Ambassador no es apto para mochileros, 70 € la noche. El taxista, Vikinga (o algo así) que en shona nos dice que significa “juro”, tras ser simpático me sale diciendo que ir a mi hostel no está incluido en el precio. La una de la mañana y con estas. Como no quiero tirarme una hora regateando, consigo convencerle de que solo le pago 5 € más, es decir 35 €, y así quedamos aunque luego llega lo bueno porque él no tiene cambio. Me encanta la jugada, quería los 40 redondos. En el hostel está Stephan de guardia. Por supuesto tampoco tiene cambio. Al principio me decía que le diera los 40 $ pero enseguida recapacita y me busca cambio, pues me reconoce que es mucho. Finalmente pago los 35€.

En el hostel han cambiado el dormitorio, nada que ver con el que estuve el año pasado, ahora es bastante cutre. Una sala enorme con unas 20 camas, a 14 $ por cama. Un sofá hecho polvo y las camas de órdago. La que me asignan es una curva increíble y salgo a pedir otra, cambio a la de enfrente, parece algo mejor pero no para echar cohetes. En fin, es solo para unas horas, es la 1: 30 h. y me recoge el taxi a las 6:30 horas, así que me aguanto.

Llego a la parada del Pathfinder, el autobús que me baja al sur del país, casi la primera. Amanecido Harare transmite normalidad a pesar de ser el día de las elecciones generales y que la gente tiene motivos para movilizarse porque se augura un fraude electoral nada despreciable. Cojo mi billete a Hwange y subo al bus. Es increíblemente cómodo, asientos enormes, mucho sitio para las piernas, nos dan de comer y refrescos. Es un First Class en toda regla (55 $ el viaje) y como tal la gente no es como la de las combis. Apenas nos comunicamos, mi vecino es un joven que parece tímido (tiene su familia delante y solo les responde con monosílabos) y no intercambiamos ni una sola frase.

Jose Luís me recoge en el Hwange Safari Lodge. El hotel está volcado al Parque Nacional, su mayor atracción. Espectacular la terraza y la piscina, que aquí os traigo. Enfrente lo mejor: la vista al Parque Nacional de Hwange.

Buscamos a Rosa, y en su casa nos reciben unas Hermanas (en adelante Sisters). La misión de Dete la forman varias comunidades: religiosas, sacerdotes, maristas…

 

Después vamos al seminario, que es donde vive Jose Luis y donde me hospedan. Se ubica a5 kilómetrosde la carretera de Dete, en el área de Chezhou. Un camino con tramos bastantes descuidados y rodeado de bosque. Aun así Jose Luís en su amortizado 4×4 lo recorre sin vacilaciones. El seminario ahora está vacío, los seminaristas están de vacaciones. Es un edificio con varias alas, sencillo pero amplio. Me ubican en la zona noble, una habitación acogedora y con cuarto de baño para mi sola. Mucho más de lo que acostumbro.

Me dice Jose Luís que hay otros españoles por aquí y que nos han invitado a cenar al convento de religiosas que hay cerca del seminario y de las escuelas maristas. Resultan ser un grupo de 5 madrileños que han montado una ONG que llaman Amigos de Zimbabwe. Llevan más de 20 años apoyando proyectos en esta zona, y de vez en cuando vienen a visitar a las Sisters y hacen una tourne para ver el desarrollo de los proyectos en los que hacen sus aportaciones.

Resulta ser una cena entrañable, las jóvenes aspirantes a Sisters nos ofrecen un espectáculo con sus cantos y sus bailes, y nos hacen rabiar de envidia con esos movimientos que solo los africanos saben hacer de forma innata.

3 pensamientos en “De vuelta a África

  1. Mare meua, mira que fà temps que duc rebent els avisos de què estàs penjant coses noves sobre els teus viatges, però acabe de donar-me compte que duc endarrerides mooooltes entrades! Tinc molta faena, la qual cosa és una bona notícia, però hui amb un parell d’hores per davant, ho tinc clar: toca viatjaaaaaaaar. I quina millor manera que amb tu? 😛 Bé, vaig a començar a posar-me al dia!!! I començant pel principi, que és com a mi m’agrada. No crec que arribe hui al final, que ja veig que has estat molt inspirada en el darrer viatge, jejeje. Un beset!! Ens veiem ací, a Zimbabue!

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