El trayecto
Decidí ir a las cascadas de Akchour, no es que lo tuviera muy claro, porque me apetecía mucho disfrutar de la medina de Xauen, pero soy facilona y si haya algo cercano que merezca la pena no me puedo resistir. En principio lo iban a organizar desde la guesthouse para ir un grupo pero no salió la cosa y la verdad aunque me restaba comodidad me sirvió para recordar que un vehículo normal puede llevar hasta 6 personas (conductor a parte), 2 en el asiento del copiloto y 4 detrás independientemente de las dimensiones de los traseros y también que es perfectamente compatible conducir un vehículo por curvas y hablar por el móvil al unísono durante todo el trayecto ;-).
La cosa era sencilla, se coge un Grandtaxi en la correspondiente parada y por 25 dirham te deja a la entrada de las cuatro casas antesala de la montaña donde se haya el río y la cascada que forman parte del Parque Nacional de Talassemtane, al norte de la provincia de Chefchaouen y muy cercana al límite con la provincia de Tetuán. El camino es bonito, sobre todo al final con esos peñascos de piedra pelada, la vegetación a sus pies y el azul cielo africano.
Al dejar las casas hay una pequeña presa, por cierto, la gente se baña en ella sin problema ninguno. Es la presa del río Kelaa. Subiendo aguas arriba se aprecian los dos ríos que confluyen en ella, a la derecha el Farda y a la izquierda el Laou.
Este viaje voy muy desinformada, no me documento nada sobre el lugar, así que me encuentro sorpresas, como que se me aproxima un guía y me cuenta que la cascada está a tres horas de camino río arriba. Casi me muero, no estaba preparada para algo así y ni tengo ganas, la verdad, el calor no acompaña. Me ofrece una ruta alternativa para caminar por el río pero no me convence, así que yo seguí hacia adelante y me paré en las primeras pozas para reflexionar sobre mis futuras horas en esta zona, ¿sigo o me quedo plantada, relajada y cuando me canse me vuelvo? Mientras, observo a algunos jóvenes que se acercan hacia el precipicio de una pequeña cascada para encontrar el punto desde el que lanzarse de cabeza. No entienden de riesgos estos chicos, alguno es suicida, en un par de ocasiones casi grito.
Acabada la observación de las concurridas pozas, decidí echar a andar, no tenía muy claro el camino pero pronto me lo indicaron el movimiento de personas y un señor que me ayudó, con su estupendo inglés. Era de Casablanca. No he visto nunca un trekking tan transitado, un montón de adolescentes iban cargados con la mochila y las tiendas río arriba, y otros bajaban. Todo marroquíes, apenas me crucé con algún europeo. Al poco empecé a encontrar tiendas plantadas aquí y allá, a la vera del río, algunas agrupadas, algunas solas. Acampada libre y abundante, y lo que ello conlleva: basura incontrolada, fuegos a diestro y siniestro, olor a defecaciones, y más y más.
Lo que es sorprendente es como cada cierto tiempo dabas con una especie de chiringuito que ofrecía bebida y comida. El camino era abrupto, a veces había que saltar de piedra en piedra en el río, recorrer terraplenes de bastante pendiente, cuestas resbaladizas… No importan las dificultades ni la carga si hay que ganarse la vida, hasta la mismísima cascada tenía su propio chiringuito. Como tampoco importa cuando hay ilusión y ganas de disfrutar, eso explicaba que los jóvenes fueran cargados, algunas veces en lugar de mochilas con incómodas bolsas de viaje, bolsas de comida enormes, también con mantas pero de las pesadas, a veces en lugar de saco telas acolchadas y con tiendas que no eran de las ligeras de Decatlón, aunque alguna Quechua si que vi por ahí suelta. En fin, pensé que no había dinero en el mundo para que yo aceptara ese petate, pero ellos, a pesar de todo, por el camino, competían con las cabras. Recalco que eran todos chicos, ni una sola mujer en la zona a parte de alguna que como yo nos habíamos lanzado a alcanzar la casacada. Parece que el plan de baño ilimitado, fumar hachis y relax a todas horas era más que suficiente para garantizar unas buenas vacaciones. Me alegra saber que tanta gente tenía derecho a vacaciones en este país, la mayoría eran de Casablanca, hijos de la clase media fruto de las oportunidades de la ciudad más grande, europea e industrializada de Marruecos.
Cascada de Akchour
La cascada es preciosa pero con poca agua. Es del tipo árbol de navidad. Había mucha gente bañándose, las aguas hacía tiempo que habían dejado de ser transparentes. Los chavales echaban mano de los móviles (ni que decir que mejores que el mío) para inmortalizar el momento, me parecieron algunos obsesionados por las fotos, uno entraba hasta la cintura con el ipad en las manos. Por ver en positivo e intentar encontrar la belleza a todo lo que se nos presenta diría que es maravilloso el aprovechamiento de los recursos naturales para el disfrute humano – caso del río. Así supongo que la Madre Naturaleza lo dispuso al crearlo, pero sin duda Madre no esperaba que esas cajas con ruedas pudiera multiplicar la cantidad de beneficiarios del recurso de una manera desproporcionada hasta el punto de poner en peligro el futuro de esta preciosa área.
A la vuelta pude pararme a apreciar bien la hermosura de la ruta. En la ida, obsesionada por llegar, medir mis fuerzas y sobrevivir al calor, no estaba para nada, y me olvidé de que muchas veces lo importante es el camino.
Conocí en la bajada a una pareja joven, marroquís de Tánger pero que viven desde la infancia en Barcelona. Ella se llamaba Falua, fueron cálidos y geniales, gracias a ellos y nuestras conversaciones la vuelta fue, aunque no exenta de algunas dificultades, entrañable. Después de un duro trekking a solas no sabéis el valor que esto tiene. Confirmo una vez más que hay gente maravillosa en cualquier rincón del mundo.
Hola amiga , ya veo que tu viaje esta siendo todo una aventura .Precioso Xauen y la cascada ,eres una estupenda fotógrafa .Como siempre un gusto leerte .Te mando un beso muy fuerte y espero tener pronto nuevas noticias tuyas . Cuídate mucho .
Hola guapa, sí así es Marruecos-África, aventura constante ;-). Gracias por viajar por aquí cariñet, te mando muchos besos.
PD: Por cierto nena, creo que no podré estar el 10 en GMV, pues llegaré el 20, lo siento, si encuentras un hueco me avisas, te llamo al llegar.
No has podido evitarlo, eh?…la llamada de África es MUY potente. Fantásticas fotos, Mari Luz. Sigue contándonos…tus relatos e imágenes ya forman parte de nuestras jornadas veraniegas…Seguimos a tu lado…
Querido Alfonso, dices bien, así es África y su llamada. Un fuerte abrazo, genial que me recuerdes que seguís ahí ;-). Gracias amigo! Besos