A las 10 horas embarcamos en el Tres Marías del puerto de Ushuaia. Desde el principio supe que había elegido bien. ;-). Aquí la opción era coger un catamarán, gran embarcación con gran grupo de turistas, que llegaba al Faro del Fin del Mundo y se acercaba a la isla de los pingüinos y a de los leones marinos o coger algo alternativo. Yo elegí el Tres Marías, una pequeña embarcación pesquera. Esperaba todo extranjeros y de repente oigo hablar argentino! Sorpresa total! Era Patricia, qué bueno!. Enseguida nos pusimos a conversar, las dos únicas hispanohablantes, luego una joven pareja de francesa-canadiense, una de daneses no tan jóvenes y una mujer inglesa muy inglesa..
Patricia es porteña, cómo no!, viaja con otra amiga pero hoy se han separado, pues no viajan igual… en fin, lo que tiene a veces no viajar sólo.
Estábamos en la cubierta y el aire era más bien viento. Y frío. Yo me tuve que poner el chubasquero-poncho sobre toda la ropa de abrigo que llevaba (que básicamente era el forro polar y mi amado poncho) Y para que no se me volara y me arrastrara a las gélidas aguas, me tuve que ajustar el cinturón por encima. Fui el foco de las miradas mientras me ataviaba porque el modelito era cuanto menos inusual, por decirlo finamente ;-), aunque nuestro guía dijo que era un buen invento. Muy diplomático.
El recorrido os lo he fotografiado, primero parada en la pequeña isla-roca llena de gaviotas, pero sin bajar, sólo aproximación con el Tres Marías. Y luego la isla de los leones marinos. Impresionantes los machos….unos bichos enormes, como tres veces la hembra, Yo había visto lobos marinos en California, pero debían ser todo hembras, porque no había moles como éstas. Son verdaderos sultanes, alrededor de uno hay varias hembras, los rodean o las hacen rodearlos. Se diferencian perfectamente. De vez en cuando se yerguen, miran al cielo y lanzan un rugido profundo. No es ninguna tontería, son unas bestias terroríficas! Pero el reino animal es insondable, los cormoranes conviven con estos monstruos sin aparentes problemas.
Los yámanas, los antiguos indígenas de estas tierrras, los cazaban. Increíble!
Y luego llegamos a la isla H. Es preciosa, recomiendo a cualquiera su visita. Como veis en el cartel solo tiene acceso nuestra embarcación, por tanto es más que virgen. Está repleta de monte bajo, es como si casi toda ella estuviera alfombrada, toda verde, pero con un montón de especies distintas de plantas. Algunas con pequeños frutos comestibles. Nuestro guía se decantó absolutamente por los extranjeros. Él es argentino pero trabaja 6 meses aquí y cuando llega invierno en el sur se va a Noruega a currar, se ve que echaba de menos Europa, no le apetecía hablar español, o vete tú a saber Lo peor del viaje, pero también lo de menos. Patricia y yo pasábamos de él ;-).
Sobre los cormoranes también nos contaron cosas. De lejos parecen pingüinos, pero de cerca son bien distintos. Viven siempre en grupos, Los primeros que vuelven de las migraciones eligen los lugares más elevados, suelen ubicarse en acantilados. Lo que se ve en los nidos son montones de excrementos, tienen un hedor importante, parece ser que se alimentan de pescados en estado de descomposición que es lo que produce ese profundo olor. Pero no por hediondo es menos apreciado, pues parece ser que actúa como excelente fertilizante.
No son amigos de los pescadores porque comparten las mismas presas y estos pájaros son muy hábiles en la pesca. He leído en wikipedia que «en ocasiones los pescadores chinos atan tiras de cuero alrededor del cuello de los cormoranes, lo bastante apretadas para impedirles engullir a sus presas y los llevan en sus embarcaciones. Los cormoranes cazan peces pero no pueden engullirlos, y por tanto se los retiran los pescadores del pico». Resulta increíble, una muestra de cuan temible puede mostrarse la mente humana.
Las vistas desde cada punto son increíbles, el mar, el monte, pequeños animales….Yo creo que es H de hermosa, pero, realmente es porque representa la forma de la isla con una pequeña banda de tierra que une dos áreas.
De nuevo tomamos el Tres Marías para volver a Ushuaia. Patricia sacó allí su mate y nos pusimos a matear. Ella es una profesional del mate. Ya quedamos en que en Buenos Aires nos veíamos y me llevaba a visitar alguna zona. Y por su puesto en su próximo viaje a España parará en Valencia Casualmente tiene una amiga que vive en nuestro querido Cabañal.
Tras desembarcar, paseamos por el mercadito de artesanos que había junto al puerto y la gente de los puestos muy maja, habían unos ponchos preciosos, me dijeron que el mío era de muy buena calidad y precioso. Eso pienso yo.
Después comí en el hostel y por la tarde me fui al museo de los Yámanas. Sobre esto, os cuento cosas en el siguiente post viajer@s.
Un sitio espectacular y unas fotos maravillosas! Naturaleza en estado puro.