En busca de Melting Pot
El bus me dejó lejos del centro, desde allí había que coger taxi hacia la Medina. Era domingo por la tarde, mucho tráfico, imposible encontrar uno libre. Aunque son compartidos, son pequeños y a diferencia de otros lugares en África con capacidad limitada: sólo 3 pasajeros. Una chica a la que pregunté se brindó a ayudarme. Ella paraba a alguno y le preguntaba si iba a la Medina, pero nada, no había suerte. Tardamos una hora en dar con uno. Sé que ella hubiera podido estar una hora más ayudándome, es increíble lo que me pasa, veía su satisfacción al ayudar. Al despedirnos la chica me pregunta por mi móvil, como aquí no lo uso le pido el email. Con el coche parado y las personas dentro esperando, ella tranquilamente busca su email para apuntármelo. Nadie protesta, ni conductor ni pasajeros… Me ponía en situación en España, me hubieran montado un pollo que no veas. La chica no tenía ninguna prisa. Sigue leyendo