Sobrevolando el Okavango

Hoy por fin mi día de descanso! Comienzo en el desayuno decidiendo que me voy al Kalahari con mi equipo de italianos. Luego, en lugar de quedarme en plan relax sentada frente al río y tecleando, me voy a Maun a cambiar dinero y a buscar una wi-fi pues el precio de la de Old Bridge no es apto para baclpackers ;-).

Ando el kilómetro que hay desde Old Bridge hasta la carretera y cuando estoy esperando la combi llega Chris en coche y me monto en un cacharro que cierra con un pestillo enorme desde fuera. Chris trabaja en Old Bridge. Dice que su pasaporte es alemán pero no siente ser de ningún sitio. Es un nómada. Dejó su trabajo y ahora viaja, pero tranquila y sosegadamente. Se ha planteado 5 años para recorrer el mundo, parando casi en cada país para conocerlo. Busca trabajo y se queda un tiempo…interesante!

Tengo que cambiar todo mi dinero en dólares, porque decido después de Victoria Falls recorrer Zimbabue, al menos el sur. Adela y Paco me han hablado muy bien de sus parques y de sus gentes, y debo ir ;-). El único inconveniente es que tienen una moneda más que devaluada y todo funciona en dólares. Pagar con tarjeta de crédito implica pagar mucho más del coste en dólares. Como no lo tenía previsto apenas me he traído algunos dólares, así que tengo que cambiar todos mis euros en dólares y cuando se me vayan acabando los dólares, tendré que salir de Zimbwaue. Monto un pollo en el Barkleys porque las comisiones son brutales y no me saben decir desde un principio cuantos dólares voy a obtener por mis euros. Hay una cola tremenda y cuando tras un buen rato me toca el turno me hacen esperar un rato para actualizar el cambio de divisas en el ordenador y cuando por fin está hecho resulta que me tienen que dar las pulas y luego me hacen pasar a otra ventanilla para cambiar de pulas a dólares. Total que hasta que no tengo los dólares en mi mano no sé cuanto voy a recibir, y cuando lo veo es una pena. Tras un buen rato y cabreo de las chicas, que no eran nada simpáticas, consigo que anulen la transacción y me devuelvan mis euros. Me voy a una casa de cambio y consigo más cantidad de dólares. 830 dólares que unidos a los 175 que tenía suman más de 1000 $. Veremos lo que duran.

El tema del dinero me lleva toda la mañana. Chris me ha recomendado un restaurante de comida rápida, Bachelor, que tiene wi-fi. No sé si lo he llegado a comentar pero aquí, como en todo el mundo, triunfan los restaurantes de comida rápida. No sé… me impresiona, es como si aquí se hubieran instalado y consolidado demasiado rápido y ahora acaparan las mayores opciones de restauración. No hay McDonals sorprendentemente, pero si KFC y bastantes cadenas más.

Os sitúo en Maun: No es una población como las que acostumbramos, es distinta. El centro de la población gira en torno a la carretera. Ahí están los bancos, un centro comercial, supermercados, restaurantes, la vida administrativa y comercial, que es la que vemos los que no habitamos. Apenas hay aceras, se combina el cemento con la arena. Detrás de la primera línea de carretera ya no hay nada. El campo. Hay dos zonas de actividad que distan entre sí como 2 kilómetros, una de ellas gira alrededor del aeropuerto. Y luego a 7 kilómetros de todo esto, donde cruza el río Okavango, se ubican la mayor parte de los hoteles y guest-houses. En la llamada Matlapaneng.

La vida está en la carretera durante el día. El trasiego de vehículos es constante, aquí ya se ven vehículos viejos, no como la extraña Namibia. Las combis y taxis compartidos discurren carretera arriba y abajo de sol a sol. No hay paradas ni horarios, es continuo. Me encanta como funciona esto. Sales a la carretera y esperas, sacas el brazo y paran. A veces ni brazo, simplemente con estar parado es suficiente. Y mejor tener preparadas las 3,3 pulas de las combis o las 3,9 de los taxis, porque algún listo puede querer cargarte algo más, aunque son los menos, sobre todo tras el atardecer, cuando empieza el ocaso del transporte.

Compartir taxi permite conocer a más gente, es mucho más divertido y por supuesto barato. En la parte de atrás cabemos cuatro perfectamente si hace falta. Depende de la demanda 😉 Ya sabéis, aquí flexibilidad total.

Después de la mañana, la tarde va mejorando. Decido apuntarme al vuelo escénico, a planear el delta por un no módico precio 650 pulas, lo que equivale a unos 75 €. Al llegar a la agencia con la que nos habían reservado desde la guest-house, afirmando que era la más barata, se me ocurre preguntar al lado y resulta que no era la más barata. Siempre, siempre hay que contrastar!!. Esta vez confié en lo que me dijeron y pague de más. No se puede bajar la guardia ;-)!! Bueno, ahora ya está hecho, al menos lo comparto con Ila y Paolo.

Nuestro piloto es sij, el primero por estas lindes, y el primero en Botswana según me indica, cuando al acabar el vuelo le pregunto curiosa.

Desde el aire se descubre un nuevo Okavango. La inmensidad de este maravilloso y absolutamente único lugar nos hace pequeños a todos, y la categorización de su belleza agota los adjetivos.

También conocemos mejor Maun. Se extiende más allá de los lindes de la carretera, cubriendo amplias zonas que combinan pequeñas casas, árboles y algunas chozas.

Veíamos animales. Los elefantes por su tamaño, los que mejor se veían. Cuando alguien avisaba de que había algún animal cerca, el sij giraba el aparato sin duda unos 60 grados, y parecía que lo íbamos a tocar con el ala.

También avistamos búfalos, jirafas, ñús y hasta un rinoceronte pero fue por el otro lado, no por el mío. Fue una hora de viaje apasionante donde descubrimos mil islas y zonas con salinas color blanco nuclear que contrasta con el marrón tierra y el verde de las riberas. Nuestra despedida fue con el atardecer, imponderable desde lo más alto.

 

Pero lo mejor del día esta por llegar. Con el subidón del aeroplano llego a la guest-house y me dispongo a escribir en el portátil. Ya era de noche y me había ubicado en el único lugar con luz del bar-restaurante de Old Bridge.

Mientras escribo, delante de mi se plantan un par de figuras. Creo reconocer a Ila y a Paolo, pero me fijo un poco más, y resulta que son nada más y nada menos que mis queridos Olvido y Paco. Alucinante, Maun está lleno de alojamientos de todo tipo. El que yo elegí era absolutamente de backpackers, y no es el tipo de lugar que ellos escogen. La búsqueda de un safari a Moremi les había llevado allí y les había traído a mi. Qué alegría!! Más Small World que nunca. Van a avisar a Adela. Más alegría toda vía. Nos abrazamos, nos cuesta creernos que el destino nos haya reunido tan pronto. Cenamos juntos y a la mañana siguiente nos despedimos, también hasta pronto. Ellos se van a Moremi y yo a Kalahari. Qué os parece viajer@s? Las sorpresas de la impredecible África!! 😉 Os dejo. Buenas noches….

 

 

 

4 pensamientos en “Sobrevolando el Okavango

  1. ¡Qué bonitas las fotos aéreas!, a tu lado Yann Arthus-Bertrand es un aficionado. Impresionante las fotos del delta, otro mundo totalmente diferente…. Besos.

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