Yo cogí el bus a Ipanema, me esperaban las playas. Mi bus salía a las 14 horas pero tenía que llegar antes para comprar el billete. Nada más subir al bus el amable cobrador con una sonrisa me dijo que me sentara a su lado que me avisaba de la parada. Y la parada coincidía con un mercado, el mercado de Ipanema. Es pequeño y son puestos en una plaza ajardinada, pero fue un regalo absoluto por lo inesperado y por el encanto que tenía. Se me pasaba la nostalgia. No era un mercado cualquiera, por una parte unas frutas y una presentación genial, pero luego la gente, la gente de los puestos era excepcional. Todos te invitan a probar sus productos. Probé un montón de frutas, todos te regalan su mejor sonrisa y te dejan fotografiarles a ellos y a sus puestos. Qué personas más maravillosas!

En Río la gente tiene un carácter especial, todos los viajeros coincidimos en esto. En el norte desconozco como serán los brasileiros pero en el sur hay más inmigrante, es más carácter europeo, diría yo. Cada uno va un poco más a la suya (disculpar por la generalización, que siempre es injusta pero es para explicaros), pero luego llegas a Río, una gran urbe y la gente se comporta como si estuvieras en un pueblo, con muchos cruzas sonrisas, en las paradas del bus siempre son más que amables para orientarte con el bus. En las taquillas del bus, información y turismo, conductores de bus y cobradores, cualquier persona que le pidas una foto, o alguna información, todos sin excepción son increíbles. Te hacen sentir como en casa, y como en Asia ;-)) Por eso digo que algo sobrenatural tiene Río….es una magia inexplicable…

Bueno, respecto al mercado acabé comprando unas frutas buenísimas.

Y entonces me fui a la playa. Entré en una tienda de ropa y pedí si por favor me permitían cambiarme el pantalón largo por el short que llevaba en el bolso. No me pusieron ningún problema, si no que la chica amablemente me acompañó al probador y me dejó que me cambiara. Así que me planté en Ipanema. Con un día soleado después de dos días de lluvia las playas estaban a rebosar. Empecé a hacer fotos, las playas de Ipanema y Leblon están unidas. Está última zona es la más cara de la ciudad. Al final de la playa se divisa un peñasco con la favela Vidigal. Aluciné con la vista que tienen en esta favela y en otras que vi desde el Pão de Açúcar. Como me dijo un carioca (oriundos de Río), las favelas aquí tienen las mejores vistas. Y además me dijo que no solo vivían gente con pocos recursos o traficantes. En algunas fabelas pacificadas también viven personas con economías medias. Son zonas donde el suelo es más barato, con vistas magníficas, y cercanas al centro. Solo que no tienen los servicios municipales de otras zonas de la ciudad, pero sin duda tienen agua, luz, y electricidad, por supuesto que la televisión no puede faltar. Esto me lo creo después de haberla visto en aldeas de lo más humildes en Asia.

En la playa vi a una mujer haciendo fotos con su Iphone  o sucedáneo (por cierto en cuanto a móviles, yo veo el mismo nivel que en España, iphones, blackberrys, etc. Desde luego como el obsoleto Nokia que yo llevo hay pocos ;-)), y le pedí si me hacía una foto. Hablamos un poco y me planteó varias fotos más con distintas vistas y ella tan maja me fotografío. Por supuesto es carioca!

Pasee hasta la orilla y me mojé los pies. El agua estaba helada, no tenía tiempo ni tampoco ganas de mucho más baño.

Luego fui hacia Copacabana, una playa con menos encanto para mi gusto que Ipanema, porque sus 5 km la hacen demasiado amplia y menos acogedora. No obstante está a rebosar, esta zona de la ciudad me recuerda a Benidorm pero con un aire distinto, esta es ºcomo más colonial sin realmente serlo. Uno de los iconos del paseo de Copacabana es el Copacabana Palace, un hotelazo con su impresionante fachada mirando al mar y detrás un morro. Es imponente, pero intenté entrar y tiene un vestíbulo nada proporcionado a la majestuosidad de su fachada, pues era minúsculo. Ha sido el único hotel de lujo donde no me han dejado pasar más allá de la recepción. En fin, peor para ellos, una clienta menos ;-).

Volví hacia el hostel despidiéndome de Río y casi no creyendo haber estado ahí ni que ahora deba dejarlo. Me despedí de Raimunda, también con algo de pena, tanto hablar y vernos nos hemos cogido cariño, sé que ella también. Me preguntó el otro día cuando me veía reservando otros hostels, que le dijera que tenían otros para ella aplicarse. Ufff, buena pregunta y respuesta muy clara pero a ver cómo se lo decía ;-). En primer lugar le dije que su casa estaba muy chula y bien situada, pero que pasaba mucha gente y al estar entre árboles se deterioraba más. Que había que cuidarla, y también le dije que en los hostel se pasaban el día limpiando (exageraba un poco pero era para a ver si entendía la importancia de la limpieza). Le dije que quizás ella necesitaba a alguien que le ayudara con más dedicación. Ella dice que hay trabajan 6 personas y yo le dije: Qué me dices Raimunda, pues yo realmente a la única que veo trabajar es a ti!. Tiene a sobrinos y yo creo que se aprovechan, ella me daba un poco la razón, pero el problema de Raimunda es que no ve la suciedad. A ella le encanta su trabajo, lo que más le gusta es hablar con la gente, charrar, reírse, es una mujer con mucho carácter pero alegre. Esto es su vida. Y es superahorradora, aunque también le gusta jugar en el casino. Es madre soltera y a Liz y a mi nos contó la historia de su hijo. Ha roto la relación con él porque se enamoró de una negra de una favela, en fin una historia triste pues ella no para de hablar de su hijo. Pero cuando lo cuenta parece un poco racista, ella parece que no quería una negra en casa. Da miedo que entre los propios de aquí piensen de esta forma. Luego dice que la chica no era nada cariñosa y no colaboraba nada ayudando en la casa. Eso ya es otra cosa. No sé como quedará esta historia, esperemos que haya reconciliación.

Tras despedirme de Raimunda y Arco Verde me voy hacia la estación en bus. Compro el billete sin problemas y decido comer algo. En un barecito de la estación conozco a Martin y a Gabriel dos argentinos de vacaciones en Brasil, unos chicos muy graciosos y simpáticos, nos sentamos juntos y en 20 minutos ya tenía casa en Buenos Aires y me estaban organizando alguna salida. Jajaja, otros rápidos y muy generosos! Nos damos mails, tomamos fotos, etc. Quedamos en vernos en la gran capital.

Luego, muy fuerte, que coincidencia! Me encuentro en plena rodoviaria de Río a los catalanes de Curitiba con los que iba a coger el bus a Río pero por el problema del pasaporte tuve que salir zumbando sin ni siquiera despedirme. Me acerqué a saludarme y les expliqué, también fliparon. Ellos iban hacia Ilha Grande, una isla preciosa cercana a Río. Será para mi próxima visita.

El trayecto a Paraty es todo por la costa, con unas vistas muy chulas mirando al mar y a las montañas que se intercalan en el océano. Mi compañero de viaje Patrik es un chico de Paraty, majo pero poco hablador, un poco vergonzoso pero muy sonriente.