A la mañana siguiente madrugamos, a las 6:30 estábamos en marcha. En el parque está prohibido circular desde las 18 horas de la tarde hasta las 6 horas de la mañana. A esas horas y en el vehículo descubierto el aire es gélido y fuerte. Sufrimos hasta que sale el sol, pero todo sea por un buen “game” ;-).
Nos acercamos a la Sunday Pan donde divisamos (por orden en las fotos) un pequeño springbox, unos hermosos kudus (solo los machos tienen cuernos y son preciosos y enroscados) y orix (con cuernos largos y rectos), que se acercaban a beber. La observación de la vida salvaje es un ejercicio magnífico, que requiere de todos los sentidos y te abstrae de cualquier otra cosa. Los movimientos y juegos de los animales irremediablemente atraen toda tu atención.
Abajo tenéis Letiahau pan. La que en época de lluvias es zona inundable ahora se presenta como una amplia llanura. Impresionante su color gris azulado.
A continuación divisamos las graciosas gallinas, que están en casi todos los parques naturales, pero que aquí se mimetizan más que nunca. Siempre van en grandes grupos y tienen un punteado muy elegante. Les encanta cruzar la carretera justo cuando va a pasar un vehículo. Son atrevidas!.
Y sobre el amarillo de la sabana, el estiloso pájaro secretario.
Nos dice Moses que en época de lluvias el Kalahari cambia mucho. Su belleza es distinta y se avistan más animales. No lo dudamos, lo apuntamos para la próxima.
Íbamos hacia otra pequeña poza cuando a la derecha y muy cerca de nosotros avistamos una jirafa entre las copas de los árboles.
Ya veis que el concepto de desierto no se cumple en Kalahari. Está plagado de animales.
Paramos a comer junto a la poza, también en la comida mis italianos administran el vino para que podamos degustar el fresco vino blanco acompañando nuestros sándwiches.
Apenas nos hemos cruzado con algunos camiones de safaris, no está muy transitada la CKGR, lo cual nos hace pensar que estamos solos en esta grandiosa área.
La tarde avanza y seguimos patrullando, poco antes de que se ponga el sol hacemos un rápido balance y damos cuenta de que no hemos avistado ninguno de los Big Five, a pesar de que nos dejamos los ojos en el paisaje tratando de encontrar una pista de un color animal o un movimiento inusual entre la hierba y arbustos.
Volvemos a la Sunday Pan, poco frecuentada en estos momentos. Moses se encuentra a otro guía que conoce y se ponen a hablar. Deciden saltarse uno de las indicaciones de no pasar en uno de los caminos, y entran en una zona donde Moses esta mañana con los prismáticos había percibido la presencia de algo.
Enseguida, la vemos… a esta maravillosa leona tumbada bajo un árbol. Parece cansada, y nos dice Moses que en breve dará a luz, por eso no ha ido con los otros leones cuyas huellas hemos visto en el camino por la mañana. Ella se queda aquí esperando. El coche se acerca al máximo, tanto que parece que invadimos su espacio. Y no lo hacemos nosotros solos, de repente empiezan a entrar, aunque de forma ordenada, varios vehículos esperando a que movamos para acercarse al felino. La noticia del avistamiento ha circulado salvajemente ;-).
Aunque la contemplación de la preciosa leona es grandiosa y la sensación es única, no puedo evitar preguntarme hasta que punto es justo para ella este circo con el que la importamos en su descanso….Como siempre la cara y la cruz, la fina línea entre el respeto y el disfrute…
Y ya despidiéndonos de la jornada de Game Drive nos topamos con esta espléndida visión de los preciosos springbox con colores del sunset que nos deleitan con sus juegos y sus peleas de cuernos.
No podemos quejarnos, si bien se nos han resistido los leopardos y las chitas, hemos tenido un gran cierre, nuestra leona, y todo el tiempo hemos estado rodeados de antílopes y otros animales.
Llegamos al campamento ya de noche, el sunset y el post-sunset lo hemos disfrutado desde el coche. Aquí también resulta ser algo sobrenatural e inmejorable….la fuerza de África…
Por la noche nos visitan dos vigilantes del parque, les invitamos a vino y a algo de cena. Hoy teníamos ternera a la brasa. Matteo y yo nos pedimos poco hecho, pero aquí ese concepto no existe, es demasiado sibarita, y la carne se come bien hecha. A pesar de que Kalvin lo intenta resulta estar más que hecho, pero a pesar de todo lo degustamos con esmero.
Al día siguiente de nuevo madrugón y game drive matutino. Recogemos las tiendas siendo aún de noche y marchamos a avistar mientras Kalvin se queda cocinando. De nuevo el viento gélido nos acompaña, pero esta vez yo he sido más previsora y me he ataviado con toda mi escasa ropa de invierno.
No hemos captado ningún otro depredador, pero seguimos avistando los abundantes herbívoros del Kalahari.
A la vuelta el brunch, el almuerzo fuerte, que es típico al cierre de los safaris. A la vez que nos vamos despidiendo de este inesperado encuentro con el Kalahari, no paro de decirme lo dichosa que he sido con la propuesta de mi equipo. Si no es por ellos, me hubiera quedado sin disfrutar de este espectacular y luminoso lugar de paz….
En el camino de vuelta, el coche vuelve a hacer de las suyas, parece que hay algún agujero en el depósito de gasolina, y las reservas calculadas no son suficientes. Hay que modificar el recorrido de vuelta, alargándolo, para acceder a una estación de servicio. Es lo que le comunica James a Moses tras llamarle al llegar a la Matswere Entrante Gate de la CKGR. Almorzamos de nuevo en la puerta y casi se nos atraganta el sándwich cuando la mujer de recepción nos dice que otro grupo de gente a divisado unos leopardos muy cerca de donde estaba nuestro campamento. No os digo la rabia que da :-(….
Tras poner gasolina el coche sigue dando problemas, y se cala más y más. No damos crédito a nuestra mala fortuna con los transportes y arrancando y parando vamos avanzando, hasta que llega un momento en el que el el coche definitivamente se queda parado.
Es sábado y los fines de semana aquí son sagrados. Cuando Moses llama a Old Bridge le dicen que no tienen a nadie para mandarnos a recogernos. Estamos a aproximadamente 1,5 horas de Maun y a menos de 1 hora para que oscurezca. No sabemos muy bien qué va a pasar, como estamos en la carretera podemos hacer dedo, e incluso dormitar en el coche. De cualquier manera nuestra posición, en el arcén de la carretera, para presenciar el sunset es inmejorable 😉
Al cabo de un rato llega un coche, lo conduce un sudafricano blanco amigo de David, el dueño de Old Bridge (también sudafricano y blanco). Parece que le han pedido el favor de que venga a rescatarnos. Trata de poner en marcha el coche pero sin éxito y nos tenemos que embarcar en su pequeño coche, yendo 4 de nosotros en el asiento trasero, al más puro estilo de las combis.
Llegamos al punto del control veterinario y resulta que el conductor según nos dice (en su para mi dificilísimo inglés de Johannesburgo) cuando le han llamado estaba relajado en su casa bebiendo cervezas, y ha salido disparado. Por tanto no tiene ningún documento, ni la licencia de conducción. Y os digo, menos mal que no hacen control de alcoholemia ;-). No retienen en el control diciendo que así, sin ninguna documentación, no podemos pasar. Entonces empieza una larga charla entre el guardia y el sudafricano. El guardia diciendo que no pasa y el sudafricano rogándole de todos modos y explicando el inconveniente que hemos sufrido con el coche. Un buen rato de súplicas y al final el guardia se ríe y nos deja pasar, parece que toda su dureza había sido un poco teatro para asustarnos o para entretenerse. Esto es África más que nunca, ni siquiera una mínima sanción por no llevar ni un documento! Alivio absoluto y más ganas de llegar a Old Bridge.
Esa noche además de la cena gratis el alojamiento totalmente gratis para compensar nuestra mala racha. No esperábamos menos ;-).
Es tarde y estoy cansada, mañana es domingo, no es buen día para llegar a Kasane y buscar safari a Chobe, pues seguramente todo estará cerrado. Así que decido quedarme un día más y acercarme a una misa africana.
Ilaria, Paolo, Michelle y Matteo mañana vuelan a Kasane para cruzar de ahí a Zambia y dormir en Livingstone. Ya que en dos días vuelven a Italia desde allí.
Así que aquí estamos en nuestra cena de despedida, a cuenta de Old Bridge. Los echaré de menos, han sido días intensos, un ambiente excepcional, muchas risas y emociones compartidas. Queridos italian@s, nos vemos en Milán o en Valencia… espero pronto!
Menudo día, ehh!!Un safari completito, con big five incluido! Y algún que otro problemilla con el transporte, jeje! Pero bueno, se ve que os cuidais pero que muy bien, eh? buena comida, buen vino y, como no, buena compañía. Una gran suerte! A seguir disfrutando viajera!