No entraba en mis planes el desierto del Kalahari. No era un desierto de dunas y por tanto no despertaba mi interés. Menospreciaba su belleza….
Mi nuevo equipo me propuso apuntarme con ellos al Kalahari. Cuadré fechas y dinero y finalmente me decidí. Por 3.000 pulas el equipo de Old Bridge nos organizaba el safari para tres días y dos noches. No es nada barato pero es lo más económico a tenor de los precios que habían contrastado los italianos.
Nuestro guía era Moses, un negro negro 😉 que también trabaja de free-lance pero está montando su propia empresa. Está especializado en Moremi y Kalahari. Es un buen guía! También venía Kalvin, un chico jovencito, que era el encargado de la manutención.
De la amplia región que comprende el Kalahari, solo el Kalahari Transfontier Park contiene dunas de arena, y ahí no llegábamos con el safari. Nuestra incursión se limitaba a la nada despreciable Central Kalahari Game Reserve (en adelante CKGR), que con sus 52.000 Km2 (aproximadamente la dimensión de Dinamarca según la guía) es la zona protegida más grande de África. Aunque en un principio se estableció como zona para preservar la etnia de los San, hoy en día actúa como una reserva de vida salvaje.
Emprendimos la marcha a las 9 horas y avanzamos unas horas hacia línea de control veterinario, donde nos hicieron bajar y desinfectar nuestros zapatos, y aprovechamos para estirar las piernas, ir al baño, y hacer unas fotos a esta oxidada señal de Stop. El vehículo hacía algún ruido extraño de vez en cuando pero Moses se defendía y siguió adelante. Nos reíamos pensando que no podíamos seguir con la mala racha de transporte tras Moremi.
Aun tardamos un rato en llegar a Matswere Entrante Gate, una de las entradas de la reserva. Como ya era algo más de las 13 horas, cuando llegamos a la puerta aprovechamos para comer. En la recepción había un cartel donde indicaba qué día y en qué zona se habían producido avistamientos de leones, leopardos, chitas y honey baggers. Intentaríamos acercarnos a alguno de los puntos donde aparecían algunos de los Big Five.
Instalamos nuestro campamento dentro de CKGR, concretamente en Deception Valley, ubicada en el norte de la reserva y una de las áreas con más renombre. Por esta zona era donde íbamos a hacer los game-drive.
El paisaje más abundante es una limpia sabana de un amarillo radiante salpicada por pequeños bosques de árboles con amplias copas verdosas y sombras magníficas. No te cansas de admirarla, es amplia, tranquila y bellísima. Derrocha serenidad.
Pero el Kalahari combina esto con zonas más boscosas, de altos arbustos y árboles irregulares.
Tras dejar las tiendas instaladas salimos por la tarde y fácilmente avistamos (por orden en las fotos): chacales, honey baggers, kori Bustards y el pájaro de pico grande y amarillo cuyo nombre no recuerdo. Y por supuesto Orix y Springbox. CKGR está plagada de ellos. Esta región es fronteriza con Namibia, quizás por ello en las dos zonas anidan
Volvimos al campamento y Kalvin nos tenía preparada una estupenda cena de pasta con carne. La cena, al igual que en Moremi y para el gusto de los italianos, regada de vino sudafricano. Tras la degustación tuvimos charla alrededor del fuego. Y antes de las 22 horas ya estábamos durmiendo. Tras la noche en Moremi con los rugidos de los hipopótamos, nuestro campamento en Kalahari nos parecía un remanso de paz, si bien por la noche algunas hienas (CKGR es reconocida por ser hogar de una importante población de hienas marrones), aullaban con su estremecedor sonido…
No me puedo imaginar que en el desierto haya comida para tantos animales carnívoros.
Como podeís dormir tranquilamente y los animales rondando por fuera.
Las fotos son muy bonitas.
Pues sí mamá, es un desierto con bastante vegetación y por tanto hay herbívoros y si hay herbívoros hay carnívoros, pues se alimentan de ellos. Es la cadena alimenticia…
A veces más tranquilos y a veces un poco menos tranquilos, pero sabes que el guía está cerca y dentro de la tienda te sientes seguro.