Para variar, madrugamos. La noche había sido entretenida. Cuando nos íbamos a dormir, el concierto de los hipopótamos era apoteósico, parecía que estuvieran avanzando hacia la zona de las tiendas. En el silencio de la oscuridad retumbaban esos salvajes gritos. Al principio asusta, pero luego convives con ello. Ahora sí, durante la noche hay que hacer todo lo posible para no salir de la tienda. El guía nos dice que alumbremos con la linterna antes de salir por si en el exterior vemos algunos ojos cerca, y por supuesto, si los vemos no salgamos. Imaginaros con estas recomendaciones lo fácil que es relajarse y dormir 😉
Lo dicho, antes de que saliera el sol ya estábamos en la barca con la intención de ver cómo un depredador emprendía su cacería. Es otro de los codiciados avistamientos. Los animales son más activos durante la noche y antes de la salida del sol, pero la naturaleza no entiende de planes ni horarios y por tanto nada está asegurado.
Nos dirigíamos en barca hacia la isla de Tukay, durante el camino pudimos admirar el amanecer. De repente oímos un golpe en la barca y esta empieza a moverse y a girar casi 180 grados. Estuvimos a punto de volcar, yo lo di por hecho. El susto fue tremendo!. Resulta que había sido un hipo. No sé si se nos había cruzado él, o habíamos sido nosotros, pero fue un milagro que solo fuera eso.
Al llegar a la isla comenzamos a pasear y a abrir bien los ojos, pero no encontrábamos más que algunos pájaros y sobre todo excrementos y huellas de animales. Tras casi 2 horas de caminata y ya de vuelta a la barca divisamos unos elefantes, pero ningún depredador a la vista. No hubo suerte en nuestro game-drive a pie, eso sí, la isla nos ofrecía unas vistas fabulosas. Me encantaron sus palmeras y ese cielo de nubes rotas.
Llegamos al campamento pasadas las 10 horas para degustar el maravilloso brunch: una quiche de huevo con verduras, bacon y beans con tomate. Cuando nos dimos por satisfechos recogimos y emprendimos el camino de vuelta.
Nos acercamos con la barca a recoger la red que había echado Alec la noche anterior, y estaba llena de peces. El pez típico del Okavango se parece a una dorada. Luego había un pez enorme y Alec dijo que no lo podía llevar, todavía no sé muy bien por qué razón. Lo partió en pedazos y preparó comida para las fish eagles. Estas águilas abundan en esta zona, las vemos con frecuencia siempre en la parte más alta de la copa de los árboles.
En el camino de vuelta hicimos algunos “games” lanzando trozos de pescado, y viendo como las águilas con rapidez desplegaban sus alas y planeaban para, en milésimas de segundo, alcanzar la fácil presa. Alec avisaba para preparar nuestras cámaras, pues es todo un logro cazar la instantánea en el momento en que con sus garras y sin tocar el agua, el águila atrapa el trozo de pescado.
Seguimos avanzando y dejando atrás Moremi. Mis compañeros querían llegar pronto a Maun, sobre las 16 horas para ir a la agencia y pagar el safari al Kalahari en el que se iban a embarcar al día siguiente.
Llega un momento en que se para la barca. No era la primera vez, pues desde el primer día se paraba y había que volver a arrancarla, así que no hicimos mucho caso. Pero esta vez no arrancaba después de varios intentos. Eran las 14:00 horas y quedaban entre 1,5 y 2 horas para llegar a Maun. Alec revisó el motor, la bomba de la gasolina y más y no hubo manera de ponerlo en marcha. Y en esta zona no hay cobertura. Nos tranquilizamos pensando que pronto encontraríamos alguna otra barca que quizás pudiera adoptarnos de camino a Maun, pero pronto perdemos esa esperanza ya que Alec nos dice que ha cogido un atajo entre los canales que no suelen transitar otras barcas….
Afortunadamente existen para estos casos los teléfonos que funcionan por satélite. Cuestan un dineral y su uso está estrictamente limitado a emergencias. Esta es una de ellas. Michelle entiende bastante y ayuda a Alec con la llamada. Tras varios intentos fallidos consiguen contactar con James, el jefe, y dicen que mandarán a alguien. No obstante tenemos por delante una larga espera y un sol de justicia. Nos arrimamos a una ribera y nos disponemos a esperar. Teníamos pan y mermelada, así que comemos algo. Yo me saco el libro, otros duermen. El sol es fuerte
Al cabo del tiempo previsto, 1,5 horas, aparece la esperada barca. Llega con una pequeña nevera con refrescos y cervezas para compensar el retraso. Esta nueva barca adquiere una velocidad enorme y una inclinación alucinante. En el camino disfrutamos de nuevo de otro atardecer en el delta. Esta vez distinto, pues hay algunas nubes y estas adquieren un maravilloso tono violáceo.
Al desembarcar eran las 19 horas. Acuden en coche a recogernos para llevarnos a Old Bridge. El conductor nos pide un montón de disculpas de parte de la empresa y nos comunica que para compensarnos tenemos cena “free” y nos cobrarán solo la mitad del precio del alojamiento esa noche. Nos quedamos a cuadros pues nos lo habíamos tomado como una aventura y además entendíamos que esto es África ;-). Y es cierto, esto es África, pero en Old Bridge son unos profesionales!, así que encantados con la indemnización en especies!. Si que es cierto que si hubieran aparecido los hipos podríamos haber tenido algún disgusto, según dicen por aquí, los hipopótamos son los animales que más muertes humanas causan. Y suele ser atacando barcas. Tuvimos suerte!
Los italianos han anulado el viaje al Kalahari porque según la nota que les han dejado la agencia en la guest-house, les han subido el precio. En Old Brigde, James, que también nos ha recibido con las disculpas, ofrece un safari alternativo al Kalahari, pero necesita un día para confirmar disponibilidad de campamento, guía y vehículo. Me comentan mis compañeros que si me apunto con ellos al Kalahari. Encantada con la propuesta, pero lo tengo que pensar…
Cenamos juntos reviviendo momentos de Moremi. Si bien nos hubiera encantado ver alguna cacería o a los depredadores de Moremi, la excursión al Okavango ha sido increíble y entrañable. Pronto nos fuimos a descansar lejos de los sonidos salvajes que nos venían acompañando…
Trobaves a faltar els coconut trees o algunes palmeres semblants?!?!? Jajaja. Quina diferència de tracte entre esta agència i l’altra, no? Genials les fotos de l’àguila!!!!
La veritat que me va agradar trovar les palmeres, pero son diferents a les meravelloses de Sri Lanka.
Jajajaja, sí, la agència un altre mon en comparació amb Tenna Express ,per això em va sorprende tant la seua compensació.
bs