Sobre el Perito Moreno, os cuento que antes de ver el gran monstruo helado ya estaba fascinada con el Parque Natural Los Glaciares. Solo por ver ese lago inmenso con agua de un color que nunca había visto antes (no es azul, no sé qué tono es), y esas montañas con esos árboles rotos, torcidos, caóticos… con tonalidades que oscilan entre el verde, marrón, amarillo y rojizo, ya valía más que la pena la visita.

Pero luego, al final de la carretera, de repente el glaciar, grandioso, hermosísimo, como dirían mis queridos argentinos.

Lo primero que hice fue tomar el barco, que nos aproximó mucho al glaciar. El Perito Moreno tiene en su frente situado sobre el Canal de los Témpanos 5 km de ancho y sobrepasa los 60 m. La gran masa de hielo avanza continuamente.

El contraste con las fascinantes rocas de las montañas cercanas es increíble. Me maravilla!

Y sobre el Perito Moreno pues deciros que entre el hielo hay unas vetas de una azul espectacular, un tono intenso de azul que creo que no está presente en otro lugar de la naturaleza.

Es difícil escuchar el monstruo porque hay bastante gente en el barco, pero de repente el glaciar grita, es como un fuerte trueno, y hay un desprendimiento. Yo no consigo hacer vídeo con esta cámara, además hay que estar muy bien posicionado para tomarlo bien, por eso he ido a lo práctico y para completar el relato y la foto que tomé, os pongo este enlace, para que sintáis lo que yo sentí escuchándolo. Hay muchos en youtube, pero este es el más parecido al que yo presencié. Tampoco os voy a contar que vi el mayor desprendimiento de la historia, no es necesario eso para quedarse helado viendo esta maravilla ;-).      

http://www.youtube.com/watch?v=UAgj67QoPZE

Además del rugido, lo que impresiona es como se forma la nube de agua que asciende a lo alto dejando espacio al fragmento en el lago y la inesperada y grandiosa ola que se genera. Es más que peligroso estar cerca, el monstruo tiene vida, y aunque parece tranquilo, a veces se manifiesta. Todos ansiamos otro desprendimiento, así somos, lo que perjudica al glaciar y lo empequeñece, nos fascina ;-)!.

El paseo por las pasarelas es increíble, hay un monte con una vegetación singular, y os digo, cada vista del glaciar es única e irrepetible, cada esquina del recorrido es más fascinante que la anterior. Y cada cierto tiempo te paras porque parece que vaya a haber algún movimiento del gigante. Se pueden apreciar algunos fragmentos que están equilibrio, casi haciendo juegos malabares sobre otros, y por tanto piensas que pueden caer en cualquier momento. No es fácil estar en el momento en que empieza el desprendimiento pero siempre tienes la ilusión de que va a pasar y que cuando ocurra vas a estar en primera línea. Durante el paseo se oyen varios estruendos, pero algunos pasan en otra cara del glaciar, donde no alcanza nuestra vista. Aun así se siente esa brecha.

De todas formas, igualmente es grandioso solo el hecho de estar allí. No te cansas de admirar tanta belleza natural. Observas las caras de otros viajeros y sabes que sienten lo mismo que tú, a veces lo comentas y es así. Emociona!

Como decíamos en Iguazú, la naturaleza nos supera en todo. Dependemos de ella, a su lado somos nada. Muchas veces lo olvidamos, solo las catástrofes que desgraciadamente ocurren de vez en cuanto y la visión de estas maravillas te devuelven brutalmente la conciencia de esta gran verdad universal. Debemos estar a su servicio y nunca al revés.

Bueno, viajer@s os dejo ya con el monstruo, a ver si logro aproximaros al fenómeno.

Por supuesto no hay visita a Argentina que pueda excusar el encuentro con el gigante. Espectacular experiencia!! Impagable!!