Sin querer dejar Xauen…

La foto de Xauen

Estaba rodeada de profesionales y grandes aficionados a la fotografía, Ethan fotografo profesional, Ossama ─un amigo de Mohamed─ un entusiasta con dotes de experto, Emmanuelle amateur pero con un ojo magnífico, al igual que otro de los italianos. Este túnel de la medina fue uno de los más preciados blancos de nuestros objetivos. Emmanuelle me dio las pautas y la verdad es que el resultado es fascinante.

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Últimos detalles :-(

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Vistas de Xauen

Decidí como despedida subir a la mezquita que hay en un montículo enfrente de la medina para observar el atardecer y las vistas de Xauen. Por el camino unos niños me dejaron fotografiarlos, no sé quien disfruto más, ellos o yo….

La vista desde arriba es maravillosa y aunque sobraban turistas, y en especial unas japonesas que tenía al lado debieran haber sido estranguladas por no dejar de hablar y reír en tono alto todo el tiempo, merece la pena sin duda el paseo a la montaña. Además del magnifico contenido visual y de que el lugar y el momento inducen a la meditación, el instante en que los muecines llaman a la oración casi al unísono convierten aquello en algo sagrado…

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Last night

Era la última noche para algunos de nosotros y a falta de conseguir instrumentos como el tambor o el cajón para acompañar a la guitarra de Mohamed los italianos se curraron una cena con pasta y una salsa de tomate y cebolla y de segundo queso fresco con miel. Luego tertulia y guitarra. La familia de Casablanca se iba a Ashila, Emmanuelle a Tanger, Ethan a Fez y yo a Tetuan. Los italianos se quedaban un día más y tras ello partirían a Essauira, por tanto cubríamos radialmente la práctica totalidad de destinaciones posibles desde Xauen. De la concentración a la disolución, así son las cosas entre viajeros…

No teníamos luna esa noche cuando nos había acompañado enormemente blanca, redonda y cercana todas las noches en Xauen, era una luna casi perfecta. Varias estrellas fugaces nos sorprendían cruzando fulgurantes el abundante cielo e intentaban compensar ese vacío de luna, pero nos sentíamos, no obstante, un poco huérfanos. Al tiempo Ethan avisó que la luna salía, y tras la montaña avistamos un retazo de la blancura del satélite. Juntos observamos cómo en cuestión de segundos el astro se elevaba con fuerza y se plantaba ante nosotros con su belleza espectral decidiendo acompañarnos el resto de la velada. Algo mágico, viajer@s….

Pequeños vecinos

No os he dicho que Casa del Río está en un callejón que hace una ele y que casi siempre está animado por niños. Estos dos artistas se portaron estupendamente en la sesión de fotos improvisada que montamos a las puertas de la Casa. Además de guapísimos son muy cumplidos. Para comérselos!!

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Hasta pronto Casa del Río

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Podéis imaginar en este punto la no fácil salida de mi nueva casa africana. Me iba simplemente porque me había propuesto el día anterior salir el siguiente y porque quería visitar Tetuán y a lo mejor Tánger, pero me iba sin ganas, más por obligación que por gusto. Hubiera pasado allí el resto de mis días pero enseguida me entra la bicefalia y el corazón partido: un yo en búsqueda de la paz y la familiaridad pide quedarse y el yo viajero reclama salir a descubrir otros lugares y quien sabe si otras comunidades.

Lo único que tenía claro al salir es que volvería. Tengo que volver a escuchar Xauen Antigua con esas voces y aquellos instrumentos que removían algo en lo más profundo, a casi tocar la luna desde la terraza de Casa del Río, a dejarme acompañar las noches por el tranquilo andar del río, a tropezarme con esos mil maravillosos tonos azules, a perderme de nuevo por la medina para luego encontrarme… a descubrir nuevos rincones, a reencontrarme con los queridos amigos de Xauen, a recordar aquellos que estuvieron y a formar parte de nuevas comunidades…Cuando y cómo es cosa del destino… Hasta pronto y gracias Xauen….

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