En lugar de parar unos días en Mayoka Village, decidí que quería visitar Nyika Nacional Park pero hice unas indagaciones y pronto vi que para el tiempo disponible iba a ser muy complicado porque no hay transporte público y había que esperar en el pueblo cercano a que subieran y bajaran los vehículos que bajaban a aprovisionar a los alojamientos del parque.

Así que eché mano del plan B: Livingstonia, también recomendación de los holandeses. A las 6 horas me planté en la parada de taxis compartidos, y salimos a las 7 horas (el tema del llenado) para estar antes delas 8 horas en Mzuzu, la ciudad más importante del norte de Malawi. Desde allí tengo que coger transporte hacia Karonga la frontera con Tanzania, y bajar en Chitimba. A partir de entonces era una incógnita porque no hay transporte público para recorrer los15 kilómetros casi verticales y en pésimas condiciones del camino que lleva a Livingstonia.

Donde me dejó la combi en Chitimba vi a una pareja blanca esperando y les pregunté, venían de Livingstonia pero les habían bajado pues venían a visitar a alguien de la universidad. Fueron muy amables y charlamos un rato.

Me dicen unos locales que espere al dueño del único vehículo aparcado en esta especie de parada. Cuando llega le pregunto cuanto es y me dice sonriendo que lo hablamos al llegar. Al llegar me dice: ¿cuando puedes pagar? y ya está. Le dí 5 $. La carretera es lo peor y eso que el coche, una pick up, era nueva. Mi compañera de viaje llevaba un pollo en la mano, vivo, por supuesto ;-), pero se portó bien. Decidí quedarme en Mushroom Farm. está a unos 5 km. de la ciudad.

El paseo a la ciudad

Eran las 14 horas, y decidí que iría a comer a la ciudad y así aprovechaba el día para visitarla. Una locura, no calculé bien lo que la distancia significaba y más en plena montaña y con un poco de hambre. Me dijeron en la guest-house 45 minutos, pero no eran de mí andar sin duda.

Por el camino la primera sorpresa, oigo sonido de tambores y cantos, y en una zona despejada más allá un grupo de mujeres danzan en círculo, me acerco y me invitan a unirme, sigo a la de mi derecha que de forma didáctica me muestra los pasos, y logro cogerlos, no son difíciles. Hacemos unos bailes, ellas me miran y me dicen que voy bien. Sobretodo esta señora más mayor de la camisa azul tiene una marcha que no veáis, parece la jefecilla, está pendiente de mí y da gusto ver como disfruta. Y yo también, la verdad, son geniales! Quieren que me quede pero les digo que tengo que ir a comer, si no desfallezco. Me esperan luego.

 

El camino a la ciudad es agotador, cuesta arriba y en plena calina. No veo el momento de llegar, pregunto pero no me calculan bien los minutos, seguramente pocas veces  miden el tiempo, no les preocupa demasiado esta dimensión.

En busca de comida

Alcanzo las primeras casas del pueblo, ya en la cima, pregunto por un restaurante, nada más y nada menos que me dicen que está a 20 minutos, ni hablar!, me muero antes de llegar. Pregunto por el mercado, muchas veces cerca del mercado hay puestecillos, cualquier cosa me sirve. Pero no, el mercado es muy pequeño y nada de comida, solo venden tomates, alguna verdura, peces salados, huevos y bananas. Me siento, estoy muerta de cansancio y de hambre. No sé si recordáis la sensación de tener hambre y no poder conseguir comida. Así me sentí yo. Podía hincharme a tomates y bananas… Hablo con una chica del puesto de tomates, Maza se llama, quedamos en que le pago y ella me hace la comida, sus vecinas tienen un cacharrito y unas minibrasas. Mi salvación!.

   El menú es revuelto de huevo con tomate y cebolla. Tras los 20 minutos de preparación en los que todos colaboramos fue todo un manjar, aquí las chefs, que fueron majísimas. Luego hubo para todas. Fuimos la atracción del mercado.

La ciudad

Ya con algo de energía me decidí a ver la ciudad. Mejor dicho a buscarla. Sé que no me vais a creer pero esta es una avenida de Livingstonia. Me costó entenderlo y yo estuve allí, así que tendréis que hacer un esfuerzo vosotros ;-). Las calles son de tierra rojiza y las casas de ladrillo también rojo. Están dispersas, son casas independientes de estilo colonial pero sencillas. No obstante no hay muchas casas para ser una ciudad, la mayoría de la población vive en aldeas alrededor de la ciudad, casas construidas hay pocas. Ni rastro de la Universidad de Livingstonia. Se me hace difícil encajarla aquí.

El nombre como podéis intuir es en honor a David Livingstone. Anteriormente se llamó Khondowe y fue construida como por los misioneros de la Iglesia Libre Presbiteriana de Escocia que intentaron establecerse en Cape Maclear y Bandawe pero que debido a las profusas muertes por malaria de la población huyeron hacia otro lugar, encontrando aquí, a 900 metros de altura sobre el lago, el hogar de su misión.

Aquí tenéis el hospital, David Gordon Memorial Hospital, en su día el mayor hospital de África, y a la derecha la Clock Tower.

  

No pude visitar el Stone House Museum. No quedaba mucho para que empezara a anochecer y no podía arriesgarme a volver a oscuras. Aunque volví ligerita pues era de bajada y ya conocía el camino, como era de esperar el grupo de danza ya no estaba pues antes del anochecer querrían estar en sus casas.

Por el camino se me han ofrecido guías para pasear por Livingstonia, porteadores de mochila para bajar mañana a Chitimba, en fin, ofertas varias para sacar unas cuantas Kwatchas.

Un poco antes de coger el atajo para llegar a Mushroom coincido con Khima que es un chaval que resulta que va a la guest-housea recoger a su madre que acaba de trabajar en la cocina a las 18 horas. Lleva una navaja bien larga, no sé si asustarme o sentirme segura. Dice que es por si a la vuelta se topa con algún animal peligroso. Normalmente son monos los que salen al paso y no atacan, pero alguien ha coincido en la noche con algún leopardo por aquí. Es casi imposible pero dicen que ha sucedido.

Mushroom Farm

Aquí os dejo unas panorámicas de la guest-house. Está esparcida por una montañita, todo mucho más seco que en Mayoka. El sitio es salvaje, es muy básico pero tiene encanto. Lo más maravilloso: sus vistas desde lo más alto al lago, justo lo que tengo al abrir la tienda. Enfrente, más allá y difícil de vislumbrar por la neblina, Tanzania.

 

Manchewe Falls

Decido visitar las cataratas. Otro paseo por la montaña, esta vez parece que no llega a un kilómetro. Ya cerca de la entrada sale una mujer de una aldea para venir a cobrarme la entrada de 50 Kwatchas y al poco me salen niños al paso para guiarme por el camino de las cataratas. No hay posibilidad de evitarlos. Hay dos caídas de agua, las dos espectaculares en altura (125 metros), lo malo es que están como en una esquina y en una de ellas puedes asomarte a una parte del salto pero no hay forma de apreciar la totalidad de la cola de caballo.

Los niños me quieren acompañar a una cueva y para ello me hacen seguirles por el atajo. Tenemos que cruzar el río un par de veces, no veíais como saltan estas criaturas, sin ningún tipo de calzado claro, de los tres que me acompañan el mayor puede tener 12 años y el más pequeño unos 5. Yo me siento abuela y patosa a su lado, son auténticas cabras, es que ni se tambalean. A veces les tengo que decir: yo por ahí no cruzo, y ellos buscan un sitio más fácil para mí. Deben alucinar con mi falta de arrojo y flexibilidad ;-).

La cueva en sí no tiene nada, pero ves la cascada encima de ti. Según dice alguna leyenda, aquí se refugiaban los locales de los cazadores de esclavos hace unos cien años.

Livingstonia es un lugar tranquilo en la cima de la montaña, mira el lago desde lo alto, parece alejado de todo, ese camino indomable lo separa del mundo. Se siente perdido en el tiempo y en el espacio…No merece ser olvidado, verdad viajer@s?