Bueno pues el paseo a Iruya es precioso, tuve suerte en el bus y por tanto unas vistas espectaculares. Eran 3 los buses que salían a esa hora desde Humahuaca hacia Iruya, la demanda de este trayecto es más que elevada. Son casi 4 horas de ida y el camino es realmente sinuoso y con un firme en estado a veces lamentable, y por supuesto unos precipicios sin quitamiedos de ningún tipo. Confianza ciega en el conductor, que de vez en cuando se paraba para poner piedras en un riachuelo y poder cruzarlo. No veáis la corriente que había en esos pequeños ríos. Desde luego con el auto de uno eso no se cruza a menos que tengas práctica en el Dakar. En uno de ellos había una máquina que se encargaba de mover piedras para cubrir parcialmente el cauce y permitir el paso.
Unos 600 metros antes de llegar al pueblito el bus dice que para y que no cruza el río, que tenemos que bajar y con nuestras mochilas ir por el lateral hasta llegar a un puente colgante que nos cruza al pueblo. Así que a sortear algunos charcos que habían por el caminito y ale! cuesta arriba a Iruya, pues el pueblito está en la ladera de una montaña. La plaza de la iglesia estaba muy animada. Coincidí con un matrimonio de porteños más que amables y conversadores que me cuidaron la bolsa mientras que sacaba mi boleto de vuelta y hasta me ofrecieron dejar la bolsa en su hotel durante mi recorrido por el pueblo. Porque mi idea era quedarme un día, pero con una primera vista tuve claro que no me quedaba, era bonito pero no lo que me esperaba. Me temo que después del día de ayer iba a ser bien difícil que algo me impactara.
Me saqué el boleto de vuelta y tenia 2 horas para pasear por el lugar y comer. Tiene unos miradores preciosos. El pueblo es una pura cuesta y esta lleno de hostels y restaurantes para turistas. Un poco guirilandia, si! pero era pintoresco y merecía una visita, aunque las pendientes fueran del 40%. La placita de la iglesia, también con unas vistas espléndidas, estaba inundada de mochileros, descansando y tomando el sol. Muchos esperando el próximo bus de vuelta a Humahuaca. Es sin duda el punto de encuentro de la pequeña Iruya.
Comí un plato de carne con guarnición buenísima. El sitio era lo mejor, aquí tenéis la fachada. Todo eran pequeños restaurantes para turistas, pero yo di con este. Solo unas pocas meses, lleno de locales, y la mujer muy maja me habían dejado ir al baño sin consumir (aquí te cobran si quieres ir al baño en un restaurante y no has comido en él). La comida estaba buenísima. Mientras esperaba escuché la conversación de los lugareños y no entendía ni una palabra. No pude aguantarme y les pregunté en qué lengua hablaban, por si era un dialecto. Tenía que ser un dialecto, si no lo entendería. Pero me dijeron que hablaban en español. Yo les dije, cómo? Pero si estoy intentando escucharles y no entiendo nada? Se reían y estuvimos charlando un rato. Me decían que quizás sin ser muy conscientes de ello empleaban algunas palabras quechuas que tenían integradas en su vocabulario. El caso es que cuando me hablaban a mi si que los entendía. Más que curioso!
Después de 4 horas más de desplazamiento volví al hostel de Humahuaca con todos los trastos y ahí estaba Gilda, tan solícita como siempre. Los chicos porteños se habían ido pero la habitación se animó enseguida. Dos chicas de BsAs Madelaine y Ana, muy majas que van de camino a Bolivia, luego Augusto, un brasileño de Camboriu, supermajo y con una cultura increíble, y poco más tarde una pareja de BsAs, Jeremías y Zati, muy simpáticos. Nos pusimos a tomar mate, este era más fuerte que el tereté que probé en Misiones, aunque al principio un poco amargo, te acabas acostumbrando y le coges el gustillo. Es una cuestión social, beber mate y compartir. Una linda costumbre, que aquí está superarraigada y les encanta a estas gentes. No sé si lo comenté pero en el norte, en Misiones es donde más gente he visto con su mate y su termo, lo toman por la calle, en el trabajo, en el bus…
Por la noche nos fuimos todos juntos a cenar a una peña. Las peñas son locales donde tocan música, en algunos también se cena. Yo estaba muerta, pero intenté animarme. Las canciones eran más bien protesta, música instrumental y rural, me gustaron!.
Pensábamos que luego iban a poner música más bailable pero no fue así, por tanto nos retiramos, pues al día siguiente todos madrugábamos. Quedamos en mantenernos en contacto y contarnos nuestros viajes. Cada uno seguía su camino. Al día siguiente, un nuevo destino….
Ayyyyyyyy Mª Luz!!!! Que se te han pegado ya las palabras sudamericanas!!! Jaaaaaaaaa. Vas a venir hablando argentino vos… Todo precioso. Veo q estar cononiendo a un montón de gente y eso te encanta. Vas a tener amigos en todo el mundo ehhhhh. Bueno, te sigo a ver dónde vas los próximos días. Bsssss
Jajaja, pues algo se pega, claro! Pero lo del «coger» no logró quitármelo, lo digo sin querer 😉
Si, niña, amigos por todo el mundo, creo que lo puedo decir y es maravilloso!
bsss