La pequeña Ibo

Quizás sea mejor visitar Ibo antes que Ilha Moçambique, y si no es posible al menos debe no esperarse nada igual a Ilha. A primera vista Ibo puede parecer pelado, desperdigado y seco pero dándole una oportunidad te ofrece recogimiento y paz, y unas vistas únicas pobladas de manglares, palmeras, aguas cristalinas, viejos barcos de vela (los dhows)…Y sobre todo historia y cultura….

Un poco de historia

Los bantúes llegaron desde el interior del continente y se instalaron aquí en el siglo V. Después llegaron los navegantes árabes y con ellos el swahili, uno de los idiomas más hablados de África, y dominante en la larga costa entre Somalia y el norte de Mozambique. Muchos otros pueblos pasaron por estas islas: indios, chinos y portugueses, dejando de un modo u otro testimonio de su paso.

Ibo llegó a ser la ciudad más importante de Mozambique después de Ilha. En el siglo XV, cuando los portugueses llegaron al archipiélago, las islas de Quirimbas eran un importante punto del comercio árabe y eran conocidas por su producción de sedas, algodón y tejidos de maluane. Otros bienes que se intercambiaban por estos lares eran el marfil y los caparazones de tortuga. A mediados del siglo XVIII Ibo fue el mayor puerto de salida de esclavos, y a a finales del siglo XIX actuó como cuartel central de la Compañía portuguesa Niassa, hasta que en 1904 la central fue trasladada a Pemba (Port Amelia en esos tiempos) por las ventajas que ofrecía el mejor acceso de las rutas por mar y por su puerto.

Pinceladas de Ibo

Pero el encanto de Ibo radica en sus pequeñas cosas…

No tiene la riqueza arquitectónica que puede tener Ilha pero tiene edificios preciosos que, anclados en la época colonial, para mi alcanzan la categoría de monumentos.

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En la quietud de sus calles, pues no se ven vehículos. No existe el transporte público más allá de los barcos que lo comunican con tierra firme. Si bien existe también un pequeño aeropuerto, de uso exclusivo para turistas, apenas se escuchan las pocas aeronaves que lo visitan. Con sus 10 km de largo y 5 de ancho, todo en Ibo se puede alcanzar caminando.

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DSC_0841Sus incomparables puestas de sol. Para mí uno de los mejores lugares de Ibo es el lugar de mis puestas de sol. El edificio que hay a la derecha del Karibuni es el que aparece junto a estas líneas. Es bellísimo y solo un camino delante poco transitado lo separa del mar.

Chaba, un joven mozambiqueño que vive en la casa, me permite sentarme en la silla que hay en el porche para perderme en el sunset entre manglares y aguas tranquilas. Cuando empieza el ocaso, los dos guardamos silencio y clavamos los ojos en la esfera de fuego (en las foto no consigo que pase del amarillo pero os juro que arde en rojo) que desciende lenta y rápidamente hasta rozar el horizonte. Es un momento sagrado, el silencio y la soledad nuestra mejor compañía.

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La casa no es suya, si no de un francés que es buceador y que viene de vez en cuando, aunque parece ser que el francés la tiene arrendada a un portugués que es el verdadero dueño. Mientras el buceador se ausenta Chaba la cuida. Ante mi curiosidad me invita a entrar. Por dentro es vieja y oscura pero tiene unas posibilidades increíbles. Ya me estoy imaginando lo magnífica que puede ser con una pequeña reforma.

La Ibo fortificada 

DSC_0822La fortaleza de Saõ Joaõ, sin ser comparable a la de São Sebastião en Ilha Moçambique, es bonita y tienen unas vistas fantásticas. Erigida fuera de la población y construida en 1791 con capacidad para hospedar a 300 personas, se haya en buen estado de conservación y su pequeño tamaño hace de este fortín un acogedor lugar de visita.

Ubicados en la planta baja se hallan locales con actividades artesanales: un taller de tejidos, unos escultores de arte Makonde (grupo étnico del sur de Tanzania y norte de Mozambique famoso por trabajar la madera, normalmente ébano y palo rosa, elaborando principalmente figuras decorativas y máscaras), unos fabricantes de joyas…

Es impresionante la sala con la cantidad de expedientes y documentos acumulados en estanterías. Parece una tarea infame el intentar ordenar tanto viejo y desordenado papel, pero a saber cuantos secretos o información de interés esconden esos amarillentos escritos.

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Dos pequeños fortines, el de São José y el de São Antonio (sobre estas líneas), que datan de 1760 y 1830 respectivamente y con cierto grado de deterioro, se hayan más integrados en la población y completan los restos de la ciudad fortificada.

El pueblo

Eminentemente marinera, la influencia swahili es abundante. Swahili significa pueblo de la costa y Mwavi, que es el grupo étnico propio de esta zona, (los swahilis de la costa norte de Mozambique) quiere decir «pueblo de la playa».

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Aquí hablan Kimwani, que deriva directamente del swahili y se traduce como «lengua de la gente de la costa».

La gente vive en casas con techado de macuti ubicadas al pie de las extraordinarias palmeras (coqueiros para los que aprendemos portugués).

Sus creencias son islamistas-animistas y sobreviven con la pesca y una pobre agricultura. No he visto ni rastro de carne en los días que moro en las islas.

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Interesante los cementerios que en medio del abandono se mantienen en la isla y la bonita iglesia de aire colonial que se enclava junto a la costa dando la espalda al mar.

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Las sonrisas de Ibo

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Como buenos africanos siempre los mozambiqueños me tratan con cariño y amabilidad. Son cálidos y tienen unas facciones realmente preciosas. No dejo de admirar esas largas y rizadas pestañas africanas, esos gruesos labios y esas sonrisas sinceras y profundas. Sus manos, sus pies descalzos polvorientos y limpios al mismo tiempo, su maravillosa piel negra….

Siento un profundo aprecio y respeto por estas gentes.

Los niños siempre son mis protagonistas. Jamás he cogido tantas manos y he acariciado tantas cabezas…

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Acogedor Karibune

Muanajande, la dueña de Karibune, es una mujer callada, tranquila y local. Estoy contenta de que por fin mi dinero vaya directamente a los mozambiqueños. Me cuenta, porque le sonsaco, que su marido vive en Pemba con sus hijos y ella se dedica aquí a gestionar el negocio. Los chicos están estudiando, ya no son tan pequeños.

Cocina muy bien, no dejo de alabarle los platos. Siempre la base es la misma, arroz y una ensalada de tomate y repollo que me encanta. A continuación el plato del día, prácticamente siempre pescado. El de hoy unos sabrosísimos camaraõs (aquí llaman camaraõ a las gambas).

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Yo me lo mezclo todo, aquí lo hacen así, y la verdad que está más gustoso. Ella hace la comida para los huéspedes, no es un restaurante al uso, necesita saber con antelación quien come o cena para en base a eso comprar en el mercado y cocinar. Y no se elige menú, cada día hay una cosa, según ella vea la disponibilidad de materia prima en el momento de la compra.

El alojamiento es pequeño, tiene dos bungalows, 3 habitaciones y zona para camping. Me rebajó un poco el precio y por 600 Mts me quedé en el bungalow con baño privado. Unos días de lujerío tampoco me van a hacer mal ;-).

Un día coincido con una italiana y un francés que viajan juntos y cuando ellos parten llegan una pareja de alemanes que tienen previsto viajar por un año recorriendo el mundo. Sin comentarios envidiosos ;-).

DSC_0791Otros alojamientos de más nivel y por supuesto propiedad extranjera son el Cinco Puertas, de dueño suizo y gestionado por una americana y un checo, el Miti Miiwiri, de propiedad alemana y el Ibo Lodge, junto a estas líneas. Este último, perteneciente a un sudafricano, ofrece un todo incluido por el abusivo precio de unos 500 $/día. Más de lo mismo, ya sabéis mi opinión al respecto. Solo apuntar, y me vais a decir que menuda tontería, que ver a ricos mayores no me impacta tanto como ver a parejas jóvenes. Es totalmente absurdo lo sé, a los 30 años ya se puede haber hecho fortuna o al menos heredarla.

Y por cierto, el lodge es vecino del Karibuni. Comparten vistas y casi medianera el alojamiento más caro y barato de la isla.

Mañana excursión a Quirimba Island, viajer@s.  Aviso que vais a seguir sufriendo ;-).

Para saber más de Ibo: Lluís Ventós_Fundación Ibo

 

2 pensamientos en “La pequeña Ibo

  1. Que bien describes ese lugar y que hermoso lo que dices de los niños.La comida tiene muy buena pinta.Se nota que estás disfrutando a tope.

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