Un vistazo a Binga

Me levanté a las 4 a.m. para llegar al bus de las 5 a.m. a Cross Dete y asegurar que llegaba a Binga en el día. El madrugón me sentó fatal esta vez. Luego llego a Chinotimba y no había ni un bus ni medio. La Terminal de Vicfalls es frenética por la noche cuando salen muchos buses para Bulawayo y Harare, pero de madrugada y de día está desierta. Me dicen que el bus grande ya ha salido porque estaba lleno y me tenía que esperar a que se llenara el minibús. Así hice. Mientras, me acerqué al bar de enfrente. Varios borrachos se agrupaban en la puerta, pues estaban cerrando. Beben mucho los zimbabueses. Durante el día la cerveza es la reina, por la noche también, pero triunfa igualmente el vodka. En todas partes hay gente que bebe, pero cuando hay poco dinero como que parece más increíble que la gente lo gaste en esto. O quizás por un momento olvidan su pobreza.

Me quedo dormida pronto en el bus aunque abrí un ojo cuando paramos en Hwange y aún tuve fuerzas para sacar la cámara y hacer una foto a la terminal a las 6 de la mañana. La gente aquí sube a los buses nocturnos o matinales cargada con mantas para acomodarse convenientemente. Afortunadamente no hay aire acondicionado en el transporte público pero hace frío por la noche y las ventanas no siempre cierran bien. En Cross-Dete tuvimos que bajar y esperar a la siguiente combi. Casualmente otros compañeros de viaje van a Binga, un matrimonio todo elegante con una niña monísima con rastas, una chica jovencísima con una criatura, y una madre con su hijo. Así que ellos ya me avisan de cual es la nuestra.

El camino a Binga es largo y pesado aunque el paisaje es bonito, salpicado con los siempre fascinantes baobabs y con pequeñas aldeas. Jensey, la niña de las rastas, le encantan las fotos y cogerme la mano, así que el camino se hace ameno.

 

A mi me sigue fascinando el contraste del blanco y negro en las manos y a ella le pasa lo mismo. Ella es una modelo en potencia y es monísima. Cuando nos despedimos nos damos un abrazo y dos besos. Nos hemos cogido cariño ;-).

Binga está en plena zona rural. Al llegar a lo que ellos llaman ciudad me encuentro unas cuantas combis más en medio del campo y unas pocas edificaciones viejas de carretera que son supermercados y bares. Dete al lado de esto es una metrópoli ;-).

Yo me he venido sin saber si habían guest-house, no pone nada sobre alojamiento en la guía. La madre de Jensey me dice que si que hay lodges y me averigua el tema del transporte. Desde aquí al lago, que es donde están lodges, hay 5 kilómetros y no hay transporte público ni taxis, así que para no andarlo hay que hacer dedo. Yo avanzo un poco caminando, no vienen vehículos en la dirección que voy yo. Algunos peatones más andando por la carretera, la gente me da ánimos y me dice que pronto pasarán. Son las 12 horas y hace calor. Desde las 4 a.m. en pie, la verdad no tengo ganas de andar, solo de tumbarme. Por fin pasa alguien y me deja en la puerta del Rest-Camp, el alojamiento más económico. Son 30 $ la habitación doble, no hay dormitorio con camas. El sitio está como abandonado, uff, no me apetece nada quedarme sola aquí!. Hay veces que buscas la tranquilidad y un poco de soledad, pero no es este el caso. Y ni rastro de otros viajeros.

El sitio es abierto, las habitaciones dan a un jardincillo en algunas zonas un poco abandonado y como subiendo a una colina. Me dan una primera habitación un poco tétrica. Pido otra con vistas al lago, el chico de recepción es majo y me da una bastante mejor aunque también austera. Viendo las fotos el sitio parece un oasis ;-).

Descanso y me quedo dormida. Se me hacen las 16 horas para comer pero el restaurante está abierto. Digo restaurante porque aquí le llaman así, pero más bien es un lugar donde sirven comidas y ya está. Es básico básico, pero me preparan un plato de pollo con patatas y ensalada muy bueno, aunque tardan más de 20 minutos. Allí tengo la suerte de conocer a Vuyolethu.

Charlamos largo y tendido, a estas horas no hay clientes. Ella es casualmente de la zona de Dete, hasta conoce al Father Luis. Se vino a trabajar aquí hace meses, le encanta esta zona y al menos ha conseguido un trabajo como camarera en el Rest-Camp. Le pagan 120 $ por trabajar de 7 a 20 horas. Ella también vende códigos para el móvil, que es como funciona aquí la inmensa mayoría de la gente que tiene móvil. Se compran una tira con un código se mete en el móvil y se puede llamar. Dice que cada 40 o 50 $ que vende le dan 5 $, aunque la gente suele comprar de uno en uno y se tarda en conseguir esa cantidad, la verdad que pensaba que estaba peor pagado. Hay montones de personas en Zimbabwe vendiendo los ATM. Me voy a dar una vuelta y quedamos en vernos a la noche.

Siempre pregunto por los dueños de los sitios donde me alojo. Los dueños son blancos y viven un poco más arriba de donde está mi habitación. Son zimbabueses.

Me acerco a ver los hotsprings. Varios niños aprovechan el agua para mojarse y divertirse. Más allá un grupo de mujeres juega a una especie de baloncesto en una pista polvorienta y lo hacen descalzas. Todos quieren salir en la foto. Mirad que tres perlas!

Llego a la granja de cocodrilos, no entro a visitarla pero me entero que se cogen los huevos del río, son expertos en esta tarea quienes lo realizan. El Zambezi está lleno de cocodrilos, por eso está prohibido bañarse en la orilla del río. Solo entrando al centro del lago es posible darse un baño sin arriesgar la vida.

Luego en la granja los cuidan y engordan y venden su carne y su piel. Son unos ejemplares tremendos los que se veo desde la verja. Están completamente inmóviles, tanto que no parecen reales. Pero lo son. Me dejan entrar en la granja sin pagar para ver el sunset. Me dicen que no me acerque mucho a la orilla por los cocodrilos. El olor no es agradable

Entro en el Lodge Journey’s End, lo regenta Magazine (otro nombre original), por la mañana me lo enseñó y el sitio es una cucada. Pocas habitaciones en torno a una piscina con vistas al lago. El mejor sitio de Binga, creo yo. Cada habitación 50 $ y sin regateo posible. Por 40 $ me hubiera quedado.

Creo que me voy mañana, no hay mucho que hacer en este lugar, y lo poco que hay que ver ya lo he visto. No necesito un día tranquilo, al menos no tan tranquilo. No he encontrado rastros de la cultura binga, no tengo medios para ir a buscarla. Me despido de Vuyolethu, me dice que siente que me vaya. La verdad que yo también siento irme por ella, hemos conectado mucho. Charlamos pero tiene mucho trabajo esta noche, no hay restaurantes en el área y vienen a cenar aquí de otros alojamientos. Hay un grupo de americanos o ingleses jóvenes y luego los clientes del lodge de enfrente. Unos son franceses y hablo con ellos, vienen del lago Kariba y me dan algunas recomendaciones.

Tengo que decidir si voy hacia Bulawayo y Harare o si intento rodear el lago para llegar a Kariba sin tener que dar toda la vuelta a pesar de que el trayecto me dicen que es criminal por el mal estado de la carretera. Ya veremos mañana, sobre la marcha 😉 …Buenas noches viajer@s!

 

RESUMEN DATOS PRÁCTICOS BINGA

Transporte:
  • Desde Vicfalls: Coger minibus antes de las 6 h. en Chinotimba hasta Cross Dete. Yo pagué 10 $ pero otros pagaron 8 $. Intentan cobrar 5 $ por la mochila pero decir que no y lo aceptan. Aprox 3 horas.
  • En Cross-Dete combi a Binga por 8 $. Aprox 3 horas.
  • Desde parada de combis de Binga a Lago, donde se ubican los lodges: 5 km. Hay que hacer auto-stop.
Alojamiento 
  • Rest Camp: Alojamiento más económico del lago. Habitación doble 30 $. Único restaurante de la zona: Lunch aprox. 7 $
  • Journey’s End Lodge: Preciosas vistas al lago y estupenda piscina. Habitación doble 50 $. Mismos dueños que el Rest Camp. Para reservar, llamar a éste.

2 pensamientos en “Un vistazo a Binga

Responder a mariluz Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *