El fascinante abandono de Ilha de Moçambique

De Nampula a Ilha

Por una vez descanso de transporte público. Anoche, cuando después del viaje en tren llegué a Ruby Nampula, una guest-house monísima en la impersonal Nampula, coincidí en el dormitorio con Karen y con Claire. La primera es belga pero dejó junto con su marido Bélgica hace 8 años para vivir en Mozambique y ni se plantea volver a Europa. Hablamos de cuan diferente en cuanto a dimensión humana son estos dos mundos. Claire, es francesa pero vive en Londres y resulta que ha alquilado un coche con conductor local (que se llama Marzo) para aprovechar bien los únicos dos días que estará por el norte de Mozambique. Quiere escalar el monte Gurué, pero antes quiere dar una vuelta por Ilha de Moçambique, así que me invita a ir con ellos. A las 8 a.m. partimos y llegamos a Ilha sobre las 10 a.m, un recorrido que con chapa puede costar 4 horas. El coche está hiperlimpio y tengo todo el asiento de atrás para mi sola. No doy crédito. Cuando entramos en Ilha incluso no me siento cómoda, paseando por sus calles en el, para mi, ostentoso coche.

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