Esa misa africana…

Un coro, una orquesta, un pastor que hace las veces de showman director y cantante al unísono, y un profuso público entregado a la causa. Eso es una misa africana!.

He estado en tres misas, cada una en un país diferente, os contaré particularidades si bien todas tienen en común ese ambiente más que cálido, enseguida me hicieron sentir que era una más. En una misa africana todos somos una familia, aplican a rajatabla la máxima de «Todos somos hermanos», y más que una misa, es una auténtica fiesta. No podía ser de otra manera con estas gentes.

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Una historia sin tregua

Como tantos otros países de África, la historia de Zimbabue es convulsa. La empecé a conocer leyendo la guía de Olvido y con los capítulos que dedica Javier Reverte a este país en su recorrido como “Vagabundo en África”. Y me atrapó…

Orígenes y la invasión desde el sur

Adentrándonos en su lejano pasado, los territorios de Zimbabue se dividía en pequeños reinos de la etnia shona. El imperio shona tuvo una época de máximo esplendor como testimonian las ruinas del Great Zimbabwe, que ya visitamos y posteamos. Si recordáis, desde el establecimiento de los portugueses en Mozambique en el siglo XVI se extiende la leyenda de que estas impresionantes ruinas habían sido sede del reino de Ophir, archiconocido por las minas de las que obtenía sus riquezas el rey Salomón. Pronto los portugueses trazaron expediciones para su descubrimiento, que fueron frenadas por los shonas.

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Dejo un lugar de ángeles

Amanecí, arregle mi mochila y desayuné. Me despedí de Momsa, la viva gobernanta del hostel, y del amable y dispuesto dueño de Paradise. Lo hice todo de forma mecánica, sin querer pararme a pensar. A pensar que me iba…

Acompañada hasta que paró la combi en la puerta de Paradise, la tomé, me bajé en el Ayuntamiento y fui directa a la agencia del bus. La negra que me había vendido el billete y que parecía seria, a mí siempre me sonreía y enseguida me indicó donde dejar la mochila.

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Bulawayo again

El que dormía era un holandés, pero tenía pinta de israelí. Desayunamos juntos, era majo, hablador, y sobretodo viajero, como buen holandés. No sé si lo hemos comentado alguna vez, pero para mí son los más viajeros, allá donde vayas hay uno o varios holandeses recorriendo el mundo, sobretodo en Asia. Él venía del norte de África, bajaba desde Etiopía, atravesando Kenia, Tanzania y no recuerdo si a través de Mozambique o Zambia  alcanzó Zimbabue. Le pregunté por Nairobi, si era tan peligrosa como decían, y me dijo que no, que a él incluso le gustó la ciudad. Se había tomado unos días de descanso en Bulawayo, era el sitio perfecto para eso, y Paradise el lugar. Luego iba a Namibia, donde había quedado con otros viajeros para recorrer el país en coche.

Yo me fuí  visitar el Museo de Historia Natural, de Bulawayo, recomendación de Reverte y de Mrs Val, la maravillosa asesora de la oficina de información y turismo, y creo que la única blanca en Bulawayo. Sigue leyendo

Me resisto a irme…

Pues finalmente me decidí por seguir en Zimbabue, algo me unía a esta país. Me despedí del chico del cibercafé que me toqueteó el ordenador hasta poder conectarme (ya veremos si me va en otro sitio ;-))…, y de la mujer que me seguía sonriendo.

Pasadas las 17 hora me acercaba a la acera de las combis y nada más asomar a la calle donde estacionaban ya me estaban preguntando donde iba para orientarme sobre la combi. Me subí (o me subieron ;-)) a una, y como éramos dos gatos me salí a deambular. A estas horas cuesta más llenar una combi, pero si dicen que sale, sale!. Me convencieron para cambiarme de combi. Vino un chico diciendo que había otra que iba a salir antes (como a esas horas no hay mucho negocio la competencia es dura) y me dejé convencer. Cogí mis cosas y me subí a una donde una chica estaba sentada en el asiento delantero y enseguida me hizo sitio y me dio conversación. Sigue leyendo

El imperdible Great Zimbabwe Monument

Por la mañana no me puse el despertador, por un día me perdonaba madrugar. Desayuné en la cocina donde también había una empleada que me ofreció compartir su te con leche. Yo, muy agradecida, le hice una tostada con mantequilla.

Antes de irme me organicé una auto-fotografía en la desamparada estancia (observad detrás de mi la jaula-televisión) y tome una instantánea de la prometedora vista de los infames dormitorios ;-).

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A Masvingo por el camino de los baobabs….

A quien madruga…

Ya hay algo de luz a esas hora, las 5:45 horas, y ando tranquila hasta la carretera. Llego con tiempo y enseguida una combi me para y subo. Vamos a salir de la zona montañosa y a mi me dejarán en la carretera Mutare-Masvingo, pues la combi va a Mutare y yo a Masvingo.

Deshacemos el camino de ayer y a eso de las 7:30 horas la combi se para en mitad de las montañas porque se ha quedado sin gasolina. El chico que recoge el dinero de la combi, ha salido lanzado a buscar gasolina. Estamos en las montañas, no sé donde va encontrar combustible. Me dice mi vecina y compañera de viaje que queda lejos el próximo punto de repostaje, así que yo la sigo y me bajo a reclamar el dinero. Nos lo devuelven y a esperar a la siguiente combi!.

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Chimanimani en las montañas

Aunque me hubiera quedado algún día más en Mutare, tenía los días justos, así que a pesar de que me costaba, tenía que despedirme de Ann’s Lodge y de la monada y gran habitación que tenía para mi sola y trasladarme a Chimanimani. Y también dejar a Ema, la principal responsable de que me sintiera como en casa ;-).

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Los colores de Bvumba

Hoy el plan era ir a una misa a las 8:30 horas y luego a las montañas de Bvumba. Ayer sábado cuando llegaba a Ann’s Lodge entre en un edificio en el que parecía que estuvieran dando un concierto y se trataba de un ensayo para la misa del domingo. Pregunté y la chica me escribió el lugar donde se iba a llevar a cabo la celebración y le dije que acudiría a escucharlos.

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Viajando en combi a Mutare

Me levanto rápido y con tiempo. Me arreglo y recojo todo, y como el taxi ya esta fuera dejo la mochila en el maletero y aprovecho para desayunar e ir al baño tranquilamente, ya que no hay ni rastro de los escoceses. Espero que no se hayan dormido. Al salir del baño ya es la hora y salgo hacia fuera, pero el taxi ya no está, miro a la esquina y se está yendo. No puedo creerlo, pasan de esperar y con mi mochila dentro!!. Empiezo a correr para dar la vuelta a la esquina y llamarlo, pero grito y no se dan cuenta. Menuda forma de empezar el día!! No doy crédito, y los otros dos, a los que les dije ayer que seguramente iba con ellos no habrán dicho ni mú?. Me pongo negra, ahora qué? Suerte que en la guest-house ya estaba la chica de recepción y llamó al taxista y este volvió. Me dijo: perdona, lo siento!! O poco espabilado o dormido! Y la escocesa me dice: hemos visto la bolsa pero como el taxista no ha dicho nada….Qué poco vivos, por favor!

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